Opinión

La oposición política

La oposición política

La oposición política nacional hasta el día de hoy no ha podido constituirse en una verdadera opción de poder capaz de desplazar al Partido de la Liberación Dominicana que de obtener el triunfo este 15 de mayo próximo llegaría a su sexta victoria electoral. Un hito en la historia democrática dominicana.

Es una pena que un colectivo de partidos de oposición que ha tenido todo el tiempo del mundo para realizar una campaña o estrategia política que despierte interés en la población y conecte con sus necesidades y expectativas más sentidas no haya sido capaz de posicionarse en condiciones más competitivas.

La oposición luce cansada, díscola, violenta y torpe, sin un discurso sustancioso y coherente que a los ojos del electorado dominicano resulte atractivo y unitario ante una organización política que no parece improvisar y que sabe lo que tiene entre manos.

Las encuestas más creíbles publicadas en los diferentes medios de comunicación hablan de la descomunal diferencia de ventaja porcentual que tiene el candidato oficialista, Danilo Medina, de su más cercano competidor en este caso Luis Abinader, candidato presidencial del Partido Revolucionario Moderno.

Ahora bien, este fenómeno político no resulta extraño en la historia política nacional, en diferentes ciclos de nuestra vida republicana, ha sido una constante de la oposición política nativa dar muestra de incapacidad, infantilismo político y falta de sentido de unidad cuando el pueblo dominicano ha estado dispuesto a explorar y mirar a otras opciones.

El periodo 1966-1978 es rico en este tipo de actuación arriba mencionada, sólo hay que examinar y pasar revista a las contradicciones y macroegos de los liderazgos nacionales que se desataron en esa época los cuales condujeron a no sacar del poder de una vez y por todas a un gobernante que masacraba a este pueblo y la vida institucional sin piedad.

Que a nadie le quepa la menor duda, independientemente del deseo poco disimulado del Departamento de los Estados Unidos, de sacar al partido de la estrella amarilla del poder, aquí habrá PLD por largo tiempo, por los siglos de los siglos.

El PLD ha demostrado saber gobernar, sabe los mecanismos que conducen a encantar al pueblo y a reducir o neutralizar a la oposición política sin mucho esfuerzo, así como también ha aprendido a cómo manejarse con los actores e intereses que interactúan en el gran tablero mundial.

El Nacional

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