Opinión

La parcialidad de la JCE

La parcialidad de la JCE

El presidente de la Junta Central Electoral, Roberto Rosario, ha convocado el Pleno para discutir la solicitud de observar la convención del Partido Revolucionario Dominicano que organiza Miguel Vargas. Todos saben lo que ocurrirá: Tres votos en contra, dos a favor.

La mayoría de las decisiones del Pleno terminan dos a tres, pues Rosario ha logrado la incondicionalidad (¿?) de dos jueces para imponer sus decisiones. Solo hay que revisar las actas.

La parcialidad, tanto del Tribunal Superior Electoral (más de 30 sentencias a favor de Miguel Vargas) como de la JCE, es más que evidente. Cuando Luís Abinader y Guido Gómez Mazara le enviaron una carta a Rosario solicitando la vigilancia de la Convención, éste la remitió al presidente de facto del PRD para conocer su opinión. Un hecho insólito que demuestra falta de tacto y la parcialidad en el conflicto.

Por mandato de la Constitución de la República y de la propia ley electoral, la JCE está facultada para reglamentar los procesos electorales tanto nacionales como las primarias de los partidos. La inversión, la publicidad y equidad y la transparencia. Pero Rosario, colocado por encima de la Constitución, se opone alegando que hay que esperar la aprobación, de parte del Congreso, la Ley de partidos, sabiendo, como lo sabe, que esa ley no se aprobará porque al PLD y su aliado Miguel Vargas, no les interesa.

El párrafo cuarto del artículo 212 de la Constitución dice: “La Junta Central Electoral velará porque los procesos electorales se realicen con sujeción a los principios de libertad y equidad en el desarrollo de las campañas y transparencia en la utilización del financiamiento. En consecuencia, tendrá facultad para reglamentar los tiempos y límites en los gastos de campaña, así como el acceso equitativo a los medios de comunicación”.

¿De qué equidad hablamos en un partido cuyo presidente maneja los fondos que le entrega la propia JCE como si fueran suyos? ¿De qué equidad hablamos cuándo la Comisión Organizadora de la Convención está integrada por empleados y amagos del presidente de facto del PRD? ¿Dónde está la maldita equidad? ¿De qué equidad y transparencia hablamos en la utilización del dinero que Vargas distribuye entre sus allegados sin que ninguna autoridad de la JCE y del TSE lo obligue a cumplir con el mandato legal, sino que al contrario lo respalda?

Amparado en lo que establece la Constitución y la ley que crea la JCE el magistrado Eddy Olivares ha propuesto dos reglamentos de fiscalización y observación de los procesos electorales tanto de los partidos como en los comicios nacionales. Sin embargo, esa mayoría mecánica, tres a dos, que ha logrado Roberto Rosario, las ha rechazado con argumentos risibles, francamente baladíes.

El Nacional

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