Los partidos políticos tratan de elegir el mejor candidato para la Presidencia de la Republica. Ha llegado el momento de comprender que no solo es importante el proyecto de nación que presenten sino también la personalidad del que pretende dirigir el destino del pueblo. La experiencia ha demostrado que por muy culto y brillante que sea, si no tiene una personalidad llena de firmeza y coraje al actuar, puede perder el camino rumbo al bien común y hundir la nación. De ahí que estudio con atención los candidatos. Trato de conocer su capacidad, planes y proyectos, pero muy especialmente su carácter. Busco las fuerzas de su YO interior. Que enfrente los males con valentía. No me dejo fascinar por su carisma.
Para conocer mejor el candidato, los saco del mundo político y lo ubico en su ambiente familiar. En la mayoría, hay pocas luces sobre esta fuente de aprendizaje que marcan diferencias en sus acciones y nos ayudan a entender sus prioridades y la sinceridad de sus planteamientos.
Sabemos que las promesas de los candidatos pueden coincidir. Básicamente ofrecen lo mismo. Difieren en la envoltura. Algunos la revisten de solemnidad, con expresiones hermosas para impresionar. Otros la presentan desnudas, con palabras directas y graficas. Pero no importa el estilo. Lo que necesitamos es que los proyectos sean ejecutados. Dependerá de su carácter. Es clave. Mis padres decían, búscale el alma a la gente; despoja mentalmente a los ricos de sus lujos y a los que hablan mucho, obsérvales sus acciones, para que no te engañen.
Nunca me he dejado impresionar por la investidura ni cátedras rebuscadas. Detesto que mantengan al pueblo en la ignorancia para manipularlo. Propio de gobernantes que tienen problemas en la personalidad: miedos ocultos, manos atadas por intereses particulares, deslumbramiento frente a poderosos, vacíos en la formación que le marcaron. Con estas trabas es imposible que aterricen en las prioridades de la nación. Para progresar, debemos elegir un Presidente con metas claras en pro del bienestar colectivo y de personalidad firme para alcanzarla, ¡Capaz de romper las cadenas!. Que no evada su responsabilidad. Enérgico combatiendo la injusticia y corrupción. Caiga quien caiga.