Reportajes Semana

La poesía duartiana

La poesía  duartiana

Tras fusilamiento de Tomás de la Concha

 

Pensé cantar mi desventura impía y airado el numen se negó a mi intento; pensé cantar y en la garganta opreso el canto se trocó en lamento.

 

Pugné otra vez y a mi tenaz empeño rompiese el plectro y reventó la lira; por eso horrible cual letal ensueño en canto sordo el corazón delira.

 

Sordo y helado cual la tumba yerta en do reposas, adorado amigo, y el cual consagro a tuya que otra prenda no quedó conmigo.

 

Soy templario, me decías un día, Jacinto un tiempo de la Patria Amada Y en sacro fuego el corazón se ardía, Y ozama el alma se sentía abrasada.

 

Tomás entonces con placer te oyó, y el alto honor de ser primera ofrenda, Como un templario merecer juró En la sagrada nacional contienda.

 

Tomás, de heroica anegación modelo, De patriotismo y de valor dechado, Tomás, el timbre de mi patrio suelo, Honor y gloria de mi Pueblo amado.

 

¿Do está el amigo de mi tierna infancia, el compañero por demás valiente? ¡Y nadie, nadie en su desierta estancia Responde al eco de mi voz doliente!

 

Santana

 

Ingrato, Hincha es tu suelo, Que producir no ha sabido Sino un traidor fementido.

 

Que habrá de serle fatal, Y tú, Prado, que aposentas Verdugo tan inhumano, Ay!… que por siniestra mano Sembrado te veas de sal.

 

Sirenas del Ozama

( Mayo 1865)

 

Cuando supo que había salido del suelo patrio el ejército español.

 

“Cantad, alegres sirenas, Las del Ozama en la orilla, que ya para él no hay cadenas ni ya para él hay mancilla.

 

No os cuidéis de los cantares que aborta mi fantasía, ni de los negros pesares que rasgan el alma mía.

 

Cantad, sirenas, cantad, cantad un canto por mí, que anuncie la Libertad al suelo donde nací”.

Antífona

 

Un himno santo de lealtad cantemos Los que en el pecho la lealtad llevamos, Los que de libres blasonar podemos, Los que a la Patria autonomía juramos.

Un himno santo que al Señor le plazca Y escuche el mártir cual de gloria ensueño, Que a nuestra alma en su dolor complazca, Y al Iscariote le conturbe el sueño.

 

Canto de Guerra

(Estrofas)

 

Quisqueyanos, sonó ya la hora De vengar tantos siglos de ultraje, Y el que ha Dios y a su patria desdora Que en oprobio y baldón se amortaje.

 

No más cruz que la cruz quisqueyana, que da honor y placer el llevarla; Pero el vil que prefiera la hispana Que se vaya al sepulcro a ostentarla.

 

El criollo

(Estrofas)

 

Las cárceles llenas De probos patricios, y a algunos condena A oscuros suplicios,Mientras otros expulsos Del suelo natal, Maldicen convulsos Al genio del mal.

 

Devora en su saña Vecinos honrados, Y en sangre se baña De inermes soldados.

 

Y ultraje i desdora La sangre del Cid: ¡Si acaso lo ignora, Sabrálo en la lid! Ni el sexo perdona Su rabia feroz; La casta matrona, La niña precoz. La niña inocente, Tampoco el anciano, Encuentran clemente Al vándalo hispano.

 

¿Derecho de gentes, En que te ofendimos? Nosotros valientes, Honrarte supimos.

 

¿Por qué un vil tirano Conculca tus Leyes? Porque es un villano Mandado por Reyes.

 

Un tiempo fue gloria La gloria de España, Mas hoi es escoria No más y patraña: A viles traidores, Reptiles inmundos, Los colma de honra A faz de dos mundos. Y ¡Oh! ¡cuál tronara Allá el Benavente, Si al mundo tomara Y viera a su gente: ¿Ya no hay castellanos, Diría en mi nación? ¡Afuera, gitanos! ¡Afuera el Borbón!

 

Mas ni hai Benavente,Ni hay ya España: Su cetro potente Tornase de caña;

Tan extraña y vana Cual son los Barbones: Su timbre un Santana, Blasón sus traiciones. Clamando venganza, Clamando justicia, De tanta matanza, De tanta injusticia.

 

Al campo volemos Queridos hermanos: La tierra purguemos De tantos insanos.

 

Al arma, valientes, Criollos constantes, Marchad diligentes, Marchad arrogantes: Librémonos todos Del vil e inhumano Padrastro y no padreDel Dominicano.

 

Los blancos, morenos,Cobrizos, Cruzados, Marchando serenos, Unidos y osados, La patria salvemos de viles tiranos, Y al mundo mostremos Que somos hermanos.

Romance

 

Era la noche sombría, Y silenciosa y de calma; Era una noche de oprobio para la gente de Ozama. Noche de mengua y quebranto Para la Patria adorada.El recordarla tan sólo El corazón apesara.

 

Ocho los míseros eranque mano aviesa lanzaba, En pos de sus compañeros Hacia la extranjera playa. Ellos que al nombre de Dios Patria y libertad se alzaran; Ellos que al pueblo le dieron La independencia anhelada.

 

Lanzados fueron del suelo Por cuya dicha lucharon; Proscritos, si, por traidores Los que de lealtad sobraban. Se les miró descender A la ribera callada, Se les oyó despedirse Y de su voz apagada Yo recogí los acentos Que por el aire vagaban.

Tristeza de la noche

(1813-1876)

 

Triste es la noche, muy triste para el pobre marinero a quien en el Ponto fiero acosa la tempestad.

 

Triste es la noche, muy triste para el infeliz viajero que en el ignoto sendero descarnó la oscuridad.

 

Triste es la noche, muy triste para el mísero mendigo que si pan, tal vez, ni abrigo maldice la sociedad.

 

Triste es la noche, muy triste para el bueno y leal patricio a quien aguarda el suplicio que le alzó la, iniquidad.

 

Mientras que del expatriado no cambia la suerte ruda y aún la misma muerte cruda parece que le ha olvidado.

 

Ve cómo asoma al dintel de su albergue miserable desterrando inexorablela escasa luz que había en él;

 

Ve como extiende su mantode tinieblas al entrary con ellas aumentardel alma el hondo quebranto.

 

Que viene en pos de su huella todo cuanto fue y existe, y con su sombra se viste de color triste que ella.

 

El corazón en dolor ve venir la noche yerta la adusta frente cubierta de insomnio, angustia y rigor.

 

Súplica

 

Si amorosos me vieran tus ojos Acabaran mis penas en bien, Pues quitaras así de mi sien La corona que ciñe de abrojos.

 

Ya mi pecho volvieras la calma Que otro tiempo gozó placentero, Y hoi le niega el destino severo Insensible a las penas del alma.No le imites, Señora, te ruego, no te cause placer mi amargura, Y al mirar mi acendrada ternura

 

No me tomes como él el sosiego, Que no en vano se postra mi amor A los pies de la esquiva beldad: No me digas ¡oh no!por piedad Que me tienes también en horror, ¡Pues es tal de este amor la vehemencia, Que no obstante el rigor de mi suerte, Yo he jurado por siempre quererte… A pesar de tu cruda inclemencia!

Desconsuelo

 

Pasaron lo díasDe paz y amistad, De amor y esperanza, De fina lealtad. Pasaron las glorias. La gala y primor; Quedaron recuerdos De amargo sabor.

 

Recuerdos que al alma Del mísero amante, La luz entristecen Del Sol más brillante: Que avieso destino Siniestro, sombrío, Marmóreo, implacable, Abrúmale impío. Amante y amigo Mostró su nobleza: Sus obras dejaron Lealtad y pureza, Y aleves, traidores, Llamáronle infiel, Brindándole en burla Vinagre con hiel.

 

Y en vano al impulso De tanta maldad, En vano ha clamado Pidiendo equidad.

El mundo no ha oído Su justo clamor, Ninguno ha escuchado Su voz de dolor.

Por eso alza la frente En altivez y en calma; Aun cuando tiene el alma De negra pena henchida, Y aun cuando mortalmente El pecho herido siente,

No exhalará un quejido, Ni más dará un gemido. Mas, tú, noche triste, Que escuchas su acento,

 

Que sabes de su alma El crudo tormento, Ocúltale al mundo Su acerbo penar, No digas a nadie Le has visto llorar, E ignore por siempre Su amado tesoro, Que siente más que ella Su mengua y desdoro,

 

Y entienda más bien La cruel cuanto impía,Que vivo gozando De paz y alegría. Y vivan felices, Que acaso algún día.Habrán de llorar Su negra falsía Y entonces de menosTal vez se echará, Su puro cariño…¡Más tarde será!

 

Tomados de la obra “Poesías y Canciones de la Patria” de Fiume Gómez.

El Nacional

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