Semana

La Política  y la Vida:  El libro de  Milagros

La Política  y la Vida:  El libro de  Milagros

“La Política y la Vida”, título certero el de este libro, porque en verdad que Milagros Ortiz Bosch, su autora, otorgándole esa denominación definió de forma escueta, pero inequívoca, el talante de su conducta ciudadana. Conducta integral, totalizadora, verdadera, negadora de aquella que pretende justificar su relajamiento ético con la excusa de un vivir político al margen de la vida privada. Para Milagros, no existen dos comportamientos, sino un lucido e inalterable propósito de verticalidad y decoro, nutrido, además, por aquel paradigmático enunciado del Padre de la Patria: “La política no es una especulación, es la ciencia más pura y la más digna, después de la filosofía, de ocupar las inteligencias nobles”.

La dispersión, la dicotomía, el deslinde de la personalidad en dos deontologías, en dos axiologías vitales -el deber político y el deber privado-, ha servido de argumento para vindicar un pragmatismo que entiende la actividad política como algo sui generis, suerte de nirvana irresponsable o de limbo protector, donde no tiene cabida la moral, vale decir, lo que en una sociedad es el proceder serio, honesto, transparente, definido en valores ciudadanos constructivos. Arguyen los pragmáticos, que la política es el arte o la ciencia de lo posible, sin detenerse a pensar que el arte nunca ha sido lo posible, sino creación concreta, manifestación espiritual plasmada en realizaciones especificas y congruentes. Por otra parte, nada más contrario a lo posible que la ciencia, que es el ámbito de las normas y leyes comprobadas, refrendadas por resultados inapelables.

Hablar de lo posib1e es conceder permisividad a muchas inconductas, a muchas artimañas premeditadas con e1 propósito de alcanzar un fin determinado, sin importar que para lograrlo valgan la mentira, la demagogia, 1a traición, la corrupción, o sea, e1 deshonor y la inmoralidad.

En Milagros 1a política ha sido espejo e imagen de su vida, de su vida plural. Y este libra, “La Política y 1a Vida”, es el testimonio más fiel de esa equivalencia, de esa unicidad de su moral en las múltiples actividades de su existencia. Esa coherencia, pues, que induce a un íntimo y coincidente contrapunto entre su acción política y su vida y que se expresa en cada uno de los temas que integran esta obra. De allí que en su análisis del poder, en su concepto de la ideología partidaria, en los problemas que plantea el género, en la deshumanización que provoca la pobreza, en los temas acerca de la educación, en sus polémicas políticas, no existen dos Milagros; una y sólo una, indivisible, ésta que tenemos aquí, para honra y regocijo de todos nosotros.

Cuando Milagros emprende el estudio de “Las Campañas Políticas y el Arte de Ganar”, y nos habla de las tácticas, de la estrategia, de los programas, del papel de la comunicación, concluye de manera inequívoca con esta convicción: “Todo cuanto he tratado de explicar, de exponer en esta charla lo hemos aprendido en la militancia partidaria y en los estudios que demanda el ejercicio honesto de la política, que algunos definen como el arte de lo posib1e. Yo me atrevería a definirla como el arte de hacer realidad los sueños de la gente”. Y culmina este primer capítulo: “…1os cursos y los seminarios, los tratados sobre 1a conquista del poder, deben estar motivados por 1a vocación de servicio; en una ideología, en valores, en la honestidad”.

Cuando Milagros escribe acerca de las características que definen el perfil de un candidato y reflexiona en torno a la línea política, 1a campaña hacia el poder, el partido y su oferta, el discurso del candidato, los recursos económicos, puntualiza: “… ser honesto es obligación de los candidatos, de los políticos, de los partidos…” Y agrega: “Todo cuanto expuse no tendrá sentido si no estuviese sustentado en ese compromiso y en el convencimiento de que la política es y debe ser el arte de conducir el gobierno, las políticas de Estado, con honestidad y eficacia…”.

Cuando en el capítulo dedicado a una entrevista que le hiciera Noris Decena para e1 Listín Diario, Milagros se refiere a su relación con el poder, las soluciones que ofrece el poder, la dimensión del poder, los diferentes tipos de poder, enfatiza: “Nunca he practicado la reducción de la política al concepto de “el poder es para usarlo”. El poder es para representar”. Y a la pregunta ¿En qué campo se depende más del poder?, responde: “El poder político lo impregna todo, desde el currículo escolar, la orientación de la calle que caminas, los impuestos que pagas, el sistema de salud, el comercio. Puede impregnar hasta lo que traerá el futuro. Por lo que es necesario interesarnos en la política, en lo que ejecuta buenas políticas públicas, la que crea instituciones, transparencia, 1a que cumple lo prometido, la que no acepta la corrupción. La que se inspira en el compromiso social que le atribuyó Eugenio María de Hostos”.

Cuando bajo el título “Una visión Ideológica” Milagros se refiere a su vida militante, expresa: “Hay que revisar la posición ideológica del Partido Revolucionario Dominicano, rectificar el estilo de conducción. Y para lograrlo, tenemos que ir al fondo del problema, porque si nos conformamos con explicaciones aritméticas, estamos renunciando a contestarnos preguntas importantes. ¿Estamos conduciendo al PRD, fuerza nacida para trabajar por una República Dominicana democrática y progresista, por una senda equivocada?” Y expresa a seguidas: “Es definir en que creemos, es preguntarnos si somos los cómplices del atraso o los socios del desarrollo sostenible. Es preguntarnos el por que no fuimos capaces de renovar la política y enredarnos con figuras, temas e intereses que no eran los nuestros. Es decidir si somos parte de la sociedad de complicidades o del cumplimiento de la ley por encima de todo y de todos; es decir, de la institucionalidad y la transparencia.

Cuando Milagros aborda los temas de “Mujer y Política en América Latina y República Dominicana”, “Mujer y poder político en República Dominicana. Avances y Retos”, “Las Mujeres de Abril”. “Los Orígenes”, “Las Hermanas Bosch-Gaviño”, “Mujer y Deporte”, “Se fue Mujer” y “Rebeca Grynspan: una mujer excepcional,” desmenuza los problemas de género desde el punto de vista histórico, desde sus remotos orígenes al día de hoy, en particular en América Latina y en la República Dominicana.

Y en todo ese transcurso, no deja de subrayar la condición indispensable para que un político, de cualquier género, cumpla una misión regeneradora y ejemplar en la sociedad. Dice Milagros: “El éxito de nosotros las mujeres en las instancias de poder en las que participamos, es de suma importancia para el avance de las oportunidades de transformación de nuestras naciones en sociedades justas, de igualdad de responsabilidades ciudadanas. De revalorización de la familia, la cultura, los valores éticos, la transparencia…”.

Cuando Milagros revela “secretos de una etapa conspirativa” y cita la respuesta del Profesor Juan Bosch desde su exilio en Puerto Rico frente a un grupo de militares que le comunicaban que su presencia en el país desencadenaría la lucha y propiciaría su vuelta al poder, lo hace a sabiendas de que esa respuesta encierra y ofrece una grandilocuente lección de política. Escribe Bosch: “Cuando el pueblo reclame mi presencia en cualquier posición, por alta o por baja que ella sea, volveré a la República Dominicana; pero con una sola condición: para mantener o apoyar a mantener las libertades públicas, la honradez administrativa y el derecho de las grandes masas a tener una vida mejor y libre de miedo”.

Cuando Milagros expresa que la política debe inspirarse “en el compromiso social que le atribuyó Eugenio María de Hostos”, no cabe duda alguna de que en su ánimo subyacen estas frases del libro “Tratado de Moral” del educador puertorriqueño: “Sólo a ignorantes absolutos o a consumados hipócritas ha podido ocurrir la idea de separar lo que es inseparable por naturaleza, y de quitar, al arte de ponderar el poder con el derecho, la dignidad que le da su origen.

Política sin moral, es indignidad: cualquier juego de azar, siendo tan indigno como es el juego, es más digno que la política divorciada de la moral, porque, al menos, en sus lances repugnantes no aventura más moralidad que la del juego y sus cómplices. Pero el político inmoral aventura con su ejemplo la moralidad pública y privada de su Patria”.

El Nacional

La Voz de Todos