Es saludable para el país, la aprobación en la Cámara de Diputados, del proyecto que modifica alrededor de 75 artículos del Código Procesal Penal, principalmente para tapar los huecos por donde salen, con una facilidad espantosa, peligrosos delincuentes que vuelven a delinquir..

También es justo reconocer la decisión de endurecer las penas a los menores en conflicto con la ley. Las reformas contribuirán a la prevención de infracciones graves que se repiten por no existir un marco de garantía que genere el fortalecimiento de la seguridad y justicia.

Ambas piezas deberán ser sancionadas por el Senado.

Antes, se reducía a una cifra minúscula el número de imputados, que obtenía la libertad bajo fianza. El sistema funcionaba. El nuevo Código Procesal lo trastornó todo. Se importaron esquemas que no se correspondían con la realidad dominicana. Y es de ahí, la multiplicación y el incremento excesivo de transgresiones a las leyes.

El Código de Procedimiento Francés, todavía está en vigencia en muchos países, y los resultados contra la delincuencia son muy buenos, también hay penas muy duras en Nueva York y en Texas, que permiten el sosiego y la tranquilidad de los ciudadanos. Se dice que la urbe neoyorquina es una de las más seguras del mundo.

En los casos graves, no debe imponerse cualquier medida de coerción benigna. Y sobre todo, como ha dicho la Suprema Corte de Justicia, en los casos de crímenes y delitos flagrantes, y en otros, con elementos suficientes para sostener razonablemente, que la persona investigada es autor o cómplice de la infracción que se le imputa, la medida de coerción que sea ordenada debe ser una que inequívocamente garantice la no fuga del procesado y la debida defensa y protección de la sociedad durante el tiempo anterior al conocimiento del juicio de fondo.