Opinión

La prueba de Pablo

La prueba de Pablo

Luis Pérez Fondeur

Cuando estaba en el colegio al final de cada mes nos daban un examen escrito en cada materia como parte del sistema de enseñanza. Aunque perdiéramos la noche de todo el mes repasando la clase siempre habrá una pregunta “ganchosa”, como definimos esas preguntas dificiles. Siempre me decían que “cuando no supiera la respuesta, que pusiera lo primero que me llegara a la cabeza, porque el instinto solía ser eficaz.

El consejo es parecido al método de Rorschach, que consiste en la muestra de imágenes al individuo y este debe decir lo primero que piense al verlas. Se utilizaba para determinar la personalidad.

Este mismo método puede ser utilizado en el día a día para determinar los conocimientos e intereses que sostiene la sociedad moderna. Un ejemplo de esto es mencionar en diferentes ambientes un nombre para identificar los perfiles. Si es “Pablo”, muchos lo relacionan de inmediato el reconocido narcotraficante colombiano Pablo Escobar, fundador y máximo líder del Cartel de Medellín, porque la fuente es la televisión.

De ahí deducimos el peso que ejercen las noticias en personas que preferien el entretinimiento sin el menor tipo de sacrificio. A las nuevas generaciones se les atribuye carecer de hambre de conocimiento. Pero uno se pregunta ¿cómo van a tener hambre si se hartan de cocimientos con grasa dañina a través de la television?.

A unos pocos se les pregunta sobre “Pablo” y responden “Pablo Neruda” lo más grande que ha tenido Chile; esos pocos que se han enamorado con “Cien sonetos de amor” o “Confieso que he vivido” y una muy mínima minoría piensa en el maestro “Pablo Picasso” el artista más influyente del siglo XX y solo uno o dos podrán mencionar algunas de sus obras.

La sociedad carece de conocimiento, carece de curiosidad por lo que sucede más allá de la caja de televisión; si hay algún suceso y no lo pasan en la televisión las personas no se preocupan por averiguarlo. Prefieren ver una película que leer el libro que inspiró la adaptación.

La sociedad moderna está todavía como en 1938, cuando Orson Wells adaptó la historia de “La guerra de los mundos”, de H.G Wells, escrita en 1898 con cuarenta años de diferencia del libro y la adaptación.

Orson Wells dramatizó por la radio el libro y la sociedad americana al no conocer la historia se difundió el pánico en toda la nación porque pensaron que los marcianos estaban invadiendo el mundo. Ese hecho demostró el poder de los medios y la poca voluntad que tienen la persona para pensar por ellos mismos.

Asi como Sherlock Holmes deduce un caso con pequeños detalles, podemos deducir la capacidad intelectual de las personas cuando mencionamos a “Pablo”. El conocimiento está en los detalles y aprenderlos no toma esfuerzo.

El Nacional

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