Opinión

La Sonia solidaria

La Sonia solidaria

POR:  José Antonio Torres

joseatorres1960@hotmail.com

 

La conocí en el Club Amistad, en Villas Agrícolas, allá por los inicios de la década de los años 80, durante un acto lírico cultural de esos que se hacían en las calles, y que en aquella ocasión el motivo era la solidaridad con el pueblo de Nicaragua que con las armas en las manos pretendía salir de la dictadura de Anastacio Somoza.
Recuerdo que no aceptaba paga, que el mensaje de sus canciones llegaba a la gente más humilde de los barrios marginados, que en cada canción había un hálito de esperanza, para un pueblo que sentía perderla cada día. Se trata de aquel duro período de los “Doce Años” de dictadura disfraza de Joaquín Balaguer.

En cada protesta, en cada demanda de justicia, de igualdad, ahí estuvo ella, con voz, su canto y su mensaje de esperanza. El canto de Sonia, como la poesía va en direcciones opuestas al tiempo, desconoce la gravedad o muere en ella, revisa o funda una y mil veces las melodías más antiguas sobre la Tierra.

En Sonia la solidaridad fue siempre una actitud y un comportamiento; una actitud porque se inclinaba a responder favorablemente a las necesidades del prójimo y una forma de conducta que siempre concretizaba con sus acciones.  De esa forma supo ganarse el respeto de su pueblo y la gloria eterna.
Siempre estuvo consciente que la muerte se impone en la vida de los seres vivos y que intentar esquivarla equivaldría sencillamente a una falta de realismo.

Aunque desde el punto de vista filosófico, la muerte es en primer lugar, una realidad universal, un hecho inherente al mundo. La muerte es tanto el factor determinante de la condición metafísica de los seres vivos, como de su condición histórica, en ocasiones como esta, se tornó en trago amargo.
Como una acción torpe, la muerte nos ha privado de sus cantos, pero el legado de solidaridad de su comportamiento, dejará secuela de sus huellas. Luis Cernuda en uno de sus versos a Lorca decía sobre la muerte.

Tenga tu sombra paz,
Busque otros valles,
Un río donde del viento
Se lleve los sonidos entre juncos
Y lirios y el encanto
Tan viejo de las aguas elocuentes,
En donde el eco como la gloria
humana ruede,
Como ella de remoto,
Ajeno como ella y tan estéril.

El Nacional

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