Editorial

  La telaraña

  La telaraña

El derrumbe de la economía mundial aún no ha cesado, como lo demuestra la estrepitosa caída ayer de las bolsas de valores en Estados Unidos, Europa, Asia y América Latina, donde bancos y empresas hacen malabares para permanecer de pie.

Los índices bursátiles donde cotizan los principales consorcios mundiales cerraron con grandes pérdidas, como el Dow Jones y el Nasdaq, de Estados Unidos; el Ibex, (España), FTSE  (Gran Bretaña), CAC, (Francia);  Dax (Alemania), Nikkeei (Japón), Han Seng (Hong Kong) y Cospi (Corea del Sur).

Instituciones financieras como Citigroup, Santander, Caxia, BBVA e industriales como General Motors, Chrysler y Ford,  encaminan operaciones  de emergencia para  intentar vadear el temporal financiero mundial que ya se extiende por más de un año.

El virtual colapso de la industria  automotriz de Estados Unidos provocaría la desaparición de más de tres millones de plazas de empleos, en tanto que City Group anunció el pronto despido de más de 50 mil empleados.

La economía estadounidense se encamina ya a un estado de deflación, es decir a una caída generalizada del nivel de precios de bienes, causada por la falta de demanda, un cuadro crítico mucho más catastrófico que la inflación.

Estados Unidos es el principal socio comercial de República Dominicana, por lo que el escenario descrito debería ser motivo de preocupación para Gobierno, sector productivo y ciudadanía en general.

Es pertinente señalar que los mercados bursátiles de América han sido sacudidos por  el deslizamiento de Wall Street, lo que, obviamente, afecta a la economía real de la región, aunque aquí todavía se proclama un supuesto blindaje de las finanzas nacionales.

¿Cómo  sostener la peregrina tesis de que la crisis financiera mundial no  afectaría a los sectores de la economía dominicana relacionados con el turismo, remesas, inversión, producción y exportación?

El Gobierno confía en que la telaraña económica nacional es capaz de sostener a una docena de elefantes blancos, cuestión que  se pone en duda con sólo hojear el tétrico panorama financiero  mundial.

El Nacional

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