Muchas fueron las discusiones en las que participé como miembro de una de las células del Movimiento Popular Dominicano (MPD) hacia los inicios del año 1969.
Sin embargo, el tema que más me impactaba era el relativo a la necesidad de unificar a todos los sectores antirreleccionistas en contra de la dictadura del doctor Joaquín Balaguer y que fue adoptada en la Conferencia de Cuadros “Hilda Gautreaux”.
En sentido general, la línea más discutida de la táctica adoptada por el MPD se refería a incluir sectores de la derecha política dominicana y que tenía como referente principal al general Elías Wessin y Wessin, quien encabezaba acciones conspirativas contra el régimen balaguerista de esa época.
Para quienes habíamos vivido los acontecimientos de la Guerra de Abril y sufrimos los bombardeos de los aviones enviados por Wessin en contra del pueblo dominicano, era algo inconsecuente.
Sin embargo, los dirigentes emepedeístas, con Maximiliano Gómez (El Moreno) a la cabeza, supieron explicar la necesidad de que Wessin y los demás sectores derechistas sean aprovechados por la izquierda para provocar un Golpe de Estado que pusiera las cosas en orden a favor de la democracia cercenada por Balaguer.
Fruto de esa correcta táctica política, Wessin estuvo muy cerca de desplazar al gobierno reformista del Palacio Nacional, por medio de las armas, en diferentes ocasiones.
No se me olvida que, en los corrillos de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) y los liceos secundarios y escuelas primarias, los grupos adversos al MPD nos criticaban duramente y nos acusaban de “derechistas”.
El tiempo avanzó y -cuatro años después- el doctor José Francisco Peña Gómez, líder indiscutido del pueblo dominicano, formó el Acuerdo de Santiago con el Partido Quisqueyano Demócrata (PQD); Partido Revolucionario Social Cristiano (PRSC); Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y el propio MPD, constituyéndose en la génesis del desplazamiento del balaguerismo en el 1978.
Traigo esto a colación porque, después de celebrada la exitosa convención del Partido Revolucionario Moderno y el resquebrajamiento de la unidad del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), el panorama político nacional ha dado un giro de 180 grados.
Y ha dado ese giro porque ahora -más que nunca- la oposición política de República Dominicana debe unificarse y dar la batalla en contra de la permanencia en el poder de quienes preconizan modificar la Constitución de la República para imponer la reelección.
