Semana

LA VIDA DE UN LÍDER

LA VIDA DE UN LÍDER

Del color de la noche

Recientemente asistí a una sala de cine, de las pocas donde se exhibía la película dominicana Del color de la noche, basada en parte de la vida del líder político José Francisco Peña Gómez.

Producida, dirigida, guionizada, y costeada en gran medida por Agliberto Meléndez, un talentoso y conocido cineasta, quien había sorprendido al país y al mundo con su magnífica cinta Pasaje de ida, la recién exhibida no ha tenido éxito de público.

La noche que la vi solo asistieron quince personas, entre las cuales figuraron cinco jóvenes.

Hago hincapié en este último detalle, porque la juventud dominicana, lamentablemente, ha mostrado en los últimos años poco interés en conocer la historia del país, incluyendo importantes acontecimientos recientes.

Basta con recordar la estudiante que en un programa televisivo, al preguntarle su entrevistador si conocía quiénes eran los padres de la patria, respondió: si, son Juan, Pablo y Duarte.

Algunas personas tomadas al azar en medios de comunicación electrónicos, han mostrado igual desconocimiento acerca de la vida y la obra de personalidades relevantes, del arte, la ciencia y la cultura dominicanos.

Del color de la noche es una buena película, con los inevitables problemas derivados del intento de alcanzar en limitado tiempo fílmico, los avatares de una existencia rica en acontecimientos como la del doctor Peña Gómez.

Lo más penoso del destino reciente de Del color de la noche fue que en las pocas salas de cine donde fue exhibida se hizo en pocas tandas y se suspendió en pocos días.

Pese a que la película cuenta con excelentes actores, escenas de multitudes, y otros detalles reveladores de que se invirtió en ella una gran cantidad de recursos, quedé sacudido cuando Agliberto me informó que tuvo un costo de un millón de dólares.

Recuperar parte de esa suma es una misión difícil, debido a que la delincuencia imperante, y los altos precios de las boletas, han determinado que una parte importante de la población se ha ausentado de los cines.

Sin embargo, con su bonhomía y optimismo característicos, Agliberto afirma que ganar dinero no pasó por su mente desde los años en que germinaba en su cerebro la idea de realizar esta película.

La motivación principal fue que el mayor número de personas del país y de otras naciones, conocieran la gran calidad humana y la cultura política de un dominicano cuya fama alcanzó dimensión universal. No sabemos si fue el azar o la buena suerte el que apareciera un buen actor con un extraordinario parecido físico, de voz y de nombres, con el personaje central de la película que caracterizó.

La actuación de José Francisco Geraldino fue excelente, al igual que la de veteranos actores como Yván García, Giovanni Cruz, Frank Lendor, Yamilé Scheker, Lidia Ariza, Víctor Vidal, Karla Hatton.

La difícil personificación del todopoderoso Rafael Trujillo no tuvo desperdicio con Mario Lebrón, quien manejó con destreza la arrogancia, el empaque soberbio hasta en la vestimenta, del dictador.

El inmenso Yván García se metió de lleno en la película en el rol de un dignatario católico del año 1963, con poses falsas de fervorosa unión, que no ocultaban sus intenciones conspirativas contra un gobierno constitucional.

Dos actores noveles se lucen en Del color de la noche, que son Leury Brand, como el Peña Gómez infantil, y Dani de la Rosa, fungiendo del líder carismático en sus años mozos.

Al ver esta película mantuve la esperanza de que por su calidad el pueblo dominicano la apoyara asistiendo a los cines donde se presentara, y la circunstancia de que no fuera así, me ha causado profunda tristeza.

Esto a pesar de que mis recién cumplidos ochenta años me preservan medianamente de los inevitables golpes dolorosos que sufrimos en algunos periodos el cotidiano existir.

Como soy esencialmente optimista, creo que mi amado país se recuperará de este transitorio olvido de la gratitud, hacia un noble ser humano que tantos aportes hizo a la causa de la democracia dominicana.

El Nacional

La Voz de Todos