¿Qué Pasa?

La vida te da sorpresas… sorpresas te da la vida

La vida te da sorpresas… sorpresas te da la vida

En todas las ramas del arte existen altas y bajas. En algunos casos, las bajas se pueden denominar decadencia y en otros no.
Con la edad, los vicios y la mala vida terminan llevando a la decadencia. Algunos han tenido la posibilidad de remontarse a las alturas, pero por descuido propio comenzaron a claudicar y contribuir con su ocaso.

Hay factores exógenos y endógenos que conducen o a la cima o al despeñadero. Nos ayudamos de dos ejemplos para mostrar lo que aquí decimos: Fernando Villalona y Johnny Ventura, ambos apellidos empiezan con V de victoria, pero…
Cuando todo el mundo pensaba que Ventura estaba de capa caída y entraba en su declive definitivo, rápidamente, como el Ave Fénix, el moreno remontó vuelo, y hoy nadie puede negar que es la figura de mayor arrastre en el arte dominicano.

Conserva el peso específico que tenía años atrás y exhibe el mismo espíritu de sus años jóvenes, aunque sus electrizantes movimientos no tengan la misma intensidad, como es comprensible. Una vida ausente de vicios, entre ellas el alcohol, lo ha ayudado a permanecer con el mismo vigor de siempre en sus 60 años en el arte.

Por el otro lado, Villalona, visiblemente descuidado en su físico (gordo), exhibe las secuelas de una vida por años expuesta a los excesos y al vicio que él mismo alguna vez admitió. Torpe muchas veces al hablar, ha ido menguando poco a poco su popularidad. En algunas fiestas del interior ya ha acusado la merma de su destino artístico.

Informes nos llegan de quienes han ido a sus eventos sobre la gran diferencia de su carisma, a la distancia de los años. Nos cuentan que específicamente el domingo 7 de agosto, durante una fiesta junto a Jovanny Polanco en Guayubín, los participantes de la misma prácticamente manifestaron su falsa alegría con respecto a lo que allí se presentaba.

Seguramente quienes lean estas líneas expresen muecas de desencanto hacia quien suscribe por decir estas lamentables verdades. Verdades de las que yo mismo pudiera dar testimonio con mi propia persona, para advertencia a los más jóvenes. Entre 1975 y 1976, durante la enfermedad y posterior muerte de mi amada madre, caí en una depresión atroz que me condujo a los brazos del alcoholismo.

Los excesos no llenaron el vacío que dejó la muerte de mi madre, por el contrario, me dejaron de regalo una diabetes terrible, que ha desembocado en la pérdida de una de mis extremidades inferiores, como muchos ya saben. Así que puedo hablar con conicimiento de causa… y de consecuencias.

Lo de Fernando me entristece, me apena. Verlo descender de su egregia presencia a lo que se ha ido convirtiendo, verlo no envejecer con dignidad, me rompe el alma.

Recientemente se ha sometido a una extirpación de su emblemática berruga, también por razones de salud. Lo que fue bonito y lujo en su vida, hoy es peligro. Dios le proteja.
A todos, la vida nos da sorpresas.

El Nacional

La Voz de Todos