En su magistral obra titulada De animales a dioses, Yuval Noah Harari demuestra acertadamente que los seres humanos en todas las épocas han sido criminales, intolerantes, asesinos de la ecología, depredadores, racistas, llegando al extremo al considerar que parece que esas características dicen presentes en el ADN del sapiens, que en todos los tiempos ha destruido a todo lo que le rodea.

Dice un adagio que, “no hay peor nostalgia que añorar lo que nunca existió”, que creo personalmente que es lo que invade la memoria de las personas que transitan por el otoño de su existencia, y que se han dedicado a promover lo que llaman la “Vieja Escuela”, que no es más que un conjunto de signos y símbolos que identifican tiempos pasados, principalmente en el área del consumismo.

Los tiempos idos fueron tan ruines y perversos como los actuales. Hubo dos guerras mundiales con millones de muertos, las dictaduras civiles y militares dominaban el mapa mundial, y la mayoría de sátrapas murieron de vejez en su cama.

Antes, la contaminación ambiental era peor que estos tiempos, pues a nadie le importaba la suerte de un lago, río, mar, etc.; la fauna fue desapareciendo igual que durante toda la historia de la humanidad.
La comunicación era vertical, obligando a la gente a ver y escuchar lo que un grupo quisiera. La música era la copia de lo que hacían unos en un lugar, y que otros callaban y promovían en otras latitudes, obteniendo pingües beneficios.

Todo era dinero al igual que los tiempos actuales.