A pesar de los estragos que ha provocado en ocho municipios del suroeste la crecida del lago Enriquillo, la realidad es que la mayor vulnerabilidad que padecen sus habitantes es la falta de oportunidades.
Cada año la crecida del lago inunda alrededor de 30 mil tareas dedicadas a la agricultura y la ganadería.
La opinión es de María Eugenia Morales, la oficial del PNUD para el medio ambiente en República Dominicana, quien destacó los proyectos que a favor de los habitantes de allí realiza el organismo internacional.
Explicó que con la crecida del lago muchas familias perdieron sus reses, mientras otras quedaron sin plantaciones agrícolas.
Indicó que con esa finalidad, a través del PNUD, se proyecta una inversión de 3 millones de dólares en programas que contribuyen a mejorar las condiciones de vida de los habitantes de la zona inundada.
Sostuvo que la región del lago Enriquillo requiere una intervención urgente y sostenida del Estado que además de resolver el drama provocado por las inundaciones instaure un sistema de protección social, empodere a las comunidades, intervenga las cuencas y reduzca la vulnerabilidad de miles de familias.
De su lado, Daniel Abreu dijo que desde el 2004, el lago Enriquillo ha inundado alrededor de 19 mil hectáreas, sin que los técnicos hayan encontrado una explicación al problema.
Consideró que sólo se requiere voluntad política, ya que la inversión económica está al alcance del Gobierno.
Recordó que las inundaciones del lago han afectado directamente a 3,050 familias, la mayoría que ha perdido sus medios de vida como la ganadería y agricultura, y una parte que ha perdido sus viviendas.
Pobreza extrema
Las provincias Baoruco e Independencia, no solo tienen características comunes por su cercanía al lago Enriquillo, sino por los altos niveles de pobreza y sus consecuencias.
En un documento presentado por Paola Caram, Oficial de Pobreza del PNUD, se establece que en esas provincias se registran altos niveles de vulnerabilidad por las precarias condiciones de las viviendas, la deficiencia en los servicios de agua potable, la falta de servicios sanitarios y de un adecuado manejo de las aguas residuales.
A estas se suman la desnutrición y el bajo nivel educativo de la población.
En estas dos provincias residen 122,874 personas, de acuerdo al Censo de 2010. De esos, 52,589 viven en Independencia, y 97,313 en Baoruco.
En Independencia el 58% de la población es pobre, y el 23.7% vive en extrema pobreza.
