Río San Juan. María Trinidad Sánchez. Cuando llega la temporada de Semana Santa o Semana Mayor, algunos aprovechan para tomarse un descanso, otros para compartir en familia y reflexionar sobre la Pasión y Muerte de Cristo o tratar de desarrollar al máximo sus respectivos oficios.
Muchos descubren un paraíso escondido: la Laguna Gri-Gri.
En el municipio de Río San Juan trabajadores informales del sector turismo, conocidos como boteros, trabajan en esta laguna. Cada año ponen en esta semana sus mayores expectativas de aumentar los ingresos, aunque en los últimos años el flujo de turistas ha descendido. Estos trabajadores, 15 en total, con oficina en el patrimonio nacional, que es la laguna Gri Gri, realizan excursiones en sus botes para los turistas, a los que llevan hasta los lugares más bellos de la zona, en especial las playas, consideradas el motor que lleva al visitante a la región: Playa Grande, Caletón, La cuevas de las Golondrinas y la piscina natural son algunos de esos atractivos que forman parte del recorrido que ofrecen, a un costo que oscila entre $300 y 500 pesos, dependiendo del trayecto y de la cantidad de personas.
Antes venía más gente a pasear en bote, en especial durante Semana Santa,… ahora vienen pocos, dicen, y es cierto, el número de botes parados sobrepasa la cantidad de turistas que frecuentan el ecosistema, donde el bosque de manglares, el canto de las aves y un rico baño de mar hacen sentir en el paraíso.
Pese a la poca rentabilidad los boteros de Río San Juan, están llenos de esperanza y cada día van a la laguna, si no llegan clientes no se desaniman, salen a dar su vueltecita en sus botes, siempre con una sonrisa.
Un Apunte
Laguna Gri-Gri
Patrimonio Nacional, la laguna debe su nombre al árbol Gri-Gri que abunda en la zona. En 1958 era un manantial que conectaba un arroyo con el mar, pero debido a un terremoto ese año se convirtió en laguna y en el punto turístico y atractivo que es hoy.