Opinión

Largo proceso de la democracia

<P>Largo proceso de la democracia</P>

La crisis del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) debería servir como recordatorio a todos los que en el país han luchado por la instauración de un régimen democrático. La disputa de dos bandos por apropiarse de esa organización,  lleva a pensar que cada uno de los dirigentes que la encabezan tiene el liderazgo de José Francisco Peña Gómez, quien pese a su gran carisma y domador de multitudes no pudo alcanzar la Presidencia de la República, aun cuando entonces no existía el fantasma de la división.

Hay quienes se consuelan diciendo que el PRD, desde su fundación en La Habana en 1939, hasta el día de hoy, ha sufrido no menos de diez divisiones y, sin embargo, ha salido airoso.

En esta ocasión no es así, pues tanto el ex presidente Hipólito Mejía como el ingeniero Miguel Vargas Maldonado, presidente del PRD, han llegado a tocar los aspectos personales. En una palabra, no son dos dirigentes que luchan con armas democráticas, sino con  denuestos y descalificaciones que hacen sumamente difícil un diálogo que pueda poner fin a sus querellas.

La misma iglesia católica, mencionada como posible mediadora, está escéptica, ante la imposibilidad de que Mejía y Vargas cedan en sus posiciones.

Es una lástima que tal cosa suceda. Estos dirigentes parece que han olvidado el largo proceso que  ha habido que agotar en nuestro país para lograr la precaria democracia que tenemos. Los dominicanos han tenido que luchar contra Santana, Báez,  Lilís,  Trujillo y otras caricaturas de gobierno que impidieron y han impedido que el pueblo llano disfrute del bienestar a que tiene derecho dentro de un marco democrático. Esto nos obliga a seguir luchando, hasta lograr algo parecido a lo que hizo el ex presidente Lula en Brasil.

Las disputas en el PRD, más que objeto de burlas o rechazo, deberían ser tomadas muy en cuenta por aquellos que creemos en la democracia. La República Dominicana no debe darse el lujo de carecer de oposición, pues eso fácilmente podría dar paso a un partido único, como sucedió en México, donde el Partido Revolucionario Institucional (PRI) permaneció 70 años en el Poder.

La historia ha demostrado que el largo disfrute del poder es el mayor aliciente que pueden tener la corrupción, la criminalidad y la falta de Justicia, esta última tan necesaria en nuestro país.

Los perredeístas que integran la gran nómina de militantes del PRD, en lugar de estar vociferando como locos a favor de Mejía o de Vargas, lo que deberían es presionarlos para que den paso a nuevas generaciones de líderes, pues el carnaval de los llamados “viejos robles” hace tiempo que pasó.

El Nacional

La Voz de Todos