Opinión

Las “sucias provocaciones” de una víctima de incesto

Las “sucias provocaciones” de una víctima de incesto

SANTIAGO.- Mientras en el VI Encuentro Mundial de las Familias y el Congreso Teológico Pastoral, realizado en México del 16 al 19 de enero pasado, las autoridades eclesiásticas responsabilizaban a las mujeres de ser culpables de las agresiones sexuales sufridas, debido a la ropa “provocativa”, con escotes pronunciados y minifaldas que “provocan al hombre”, declarándonos a todas “culpables de que nos ataquen”,  solicitándonos que “cuidemos las miradas y gestos”, y “que no admitamos “chistes picantes”, no podía dejar de pensar en la señora Margot Castillo, una abuela que semanas atrás, desde la apertura de un programa de radio, pedía justicia para el violador de su hija y de su nieta.

De acuerdo a la sentencia definitiva No. 4272/2007, Rafael Gabriel García Martínez, fue condenado a 11 años de cárcel ya hace 4 años, pero no ha pasado ni un día en la cárcel, pese a que en 1992 violó sexualmente a la hija de la señora Castillo, menor entonces, embarazándola. El caso fue desestimado por la Fiscalía en la época, rechazando la querella puesta por esta madre desesperada en Villa Juana.

En el año 2004, el imputado repitió la acción, esta vez con la nieta de la señora Castillo, hija del embarazo forzado, violando a su propia hijita fruto de la primera violación, por lo que fue sometido y condenado a 11 años de prisión, a pesar de que la ley penal establece 30 años de pena para quien cometa incesto.

Una madre y abuela que cuando reclamó al juez liquidador por tanta desidia, recibió de él la orden de arresto 4 meses después de que se dictara la sentencia firme, para que ella procediera, sin pensar en la debida protección a esas víctimas, ni que el sistema penal tiene designadas a las personas que ejecutan las órdenes de prisión no sólo para los personajes poderosos, sino para todos.

Es verdad que para la madre y abuela no hay justicia y por eso, con la sentencia firme y debidamente ratificada mediante resolución de la Corte Suprema, recorre medios y autoridades sin que nadie se conmueva de una situación que debe avergonzar a toda la justicia y a la sociedad política del país, por haberse empeñado en llenar de discursos vacíos el ambiente, fortaleciendo la obsolescencia de leyes y tratados, y sobre todo, la impunidad de los hombres violentos.

Las autoridades que encubren éste y otros tantos casos similares, deben saber que para favorecer la impunidad del ciudadano violador no sólo ignoran la ley y sus principios, sino que además se convierten en cómplices desgraciados de los hechos acontecidos, indiferentes marionetas que se mueven cada vez menos y por impulsos innombrables.

Mientras, nos preguntamos como un hombre adulto puede ser provocado por una niña de apenas 10 años, o de menos, que hay criaturas de meses que han sido violadas. O de más, que hay ancianas de más de 80 años ultrajadas y/o asesinadas. O de una niña que es su hija, como el caso relatado. O como es posible que tantos sacerdotes, aquí y en el mundo, se dejen provocar por niños y niñas sin defensa, a pesar de tanta “espiritualidad y conocimiento”.

No, definitivamente el argumento externado en VI Encuentro Mundial de las Familias por la rancia jerarquía eclesiástica, incluida la nuestra, no sólo es misóginamente perverso, también es un engaño malicioso y calumniador para seguir apañando a un machismo violento, desbordado y criminal, del cual son cómplices y hasta actores de primera línea.

Al tiempo que estas cosas suceden, recordarles a las autoridades de la Justicia dominicana que la campaña abierta en noviembre pasado fue: “Cero Tolerancia a la Violencia”. Y a ver si proceden con el caso de violación e incesto referido. ¡Es lo que esperamos!

(susipola@gmail.com)

El Nacional

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