Las dos grandes ventajas de la comedia Doce Princesas en Pugna (su nombre original en México, de Quecho Muñoz, fundador de la compañía El Sueño Imposible) y que se trae a República Dominicana con el casi idéntico titulo de Doce Princesas en Guerra, es que desmitifica mitos repetidos y que se constituye en un verdadero escape de lo cotidiano por la vía expedita de la risa y el portón siempre alucinante de las carcajadas
La desventaja que presenta tiene partida doble: hay una novatada del dramaturgo al enfocar tantos temas que producen un aglomeramiento en la mente y el carácter marcadamente comercial que conduce sus hilos esenciales. Para el público que acudió el fin de semana a su estreno en Bellas Artes, el asunto se transforma en un concierto de carcajadas. La pieza tuvo un tremendo éxito de público, que ocupó la platea de Bellas Artes y este fin de semana apunta un ritmo de ventas similar. Es una pieza pensada en hacer reir y lograr la venta en boletería. Teatro comercial, sin dudas, que no es malo en si mismo cuando forma parte de un caleidoscopio escénico que incluya otras piezas de carácter, como, por parte del mismo Juancito Rodríguez, hemos tenido Magnolia de Acero.
La trama, ridiculiza las doce figuras femeninas más idealizados por las historietas, la literatura y el cine infantiles.
La pieza resulta atractiva para el público que busca un teatro no conflictivo, social y psicológicamente hablando, lo que le transforma en una opción ideal para pasar casi dos horas lúdisamente desconectado de la cruel realidad de apagones y delincuencia. Se puede ver. Apoye su poder de la risa.