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Las amenazas contra el Planeta

Las amenazas contra el Planeta

La iniciativa de festejar el 22 de abril nació en 1970, en Estados Unidos, por iniciativa del senador Gaylord Nelson, con la finalidad de crear conciencia acerca de temas como la contaminación, el agujero en la capa de ozono, el crecimiento poblacional y la conservación de la biodiversidad.

A fines de la década de 1980, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación , la Ciencia y la Cultura (UNESCO) hizo suya la conmemoración, que desde 2005 es reconocida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y todos sus países integrantes suscribieron el Día Internacional de la Madre Tierra, término propuesto por la representación de Bolivia que, al acento ambiental, suma un concepto cultural de armonía con la naturaleza, arraigado en diversas culturas nativas del mundo.

La intención es recordar que el planeta y sus ecosistemas son el hogar de los seres humanos y enfatizar que, para alcanzar un justo equilibrio entre las necesidades económicas, sociales y ambientales de las generaciones presentes y futuras, es primordial promover la armonía con la naturaleza.

El 22 de abril, la ONU invita a sus Estados miembro, a organizaciones internacionales y regionales, a la sociedad civil y a instancias no gubernamentales a llevar a cabo actividades que hagan conciencia sobre la importancia de estudiar y cuidar la Tierra.

El 22 de abril de cada año se celebra el nacimiento del movimiento ambientalista moderno, el cual se inició en 1970 cuando 20 millones de norteamericanos tomaron las calles, los parques y los auditorios para manifestarse por un ambiente saludable y sustentable.

El Día de la Tierra de 1970 logró una coincidencia política que parecía imposible. Se logró el apoyo de políticos de distintas tendencias, ricos y pobres, citadinos y granjeros, magnates y líderes sindicales.

Ese día condujo a la creación de la Agencia de Protección al Medio Ambiente de Estados Unidos y a la aprobación de leyes relacionadas con el aire limpio, el agua limpia y la conservación de especies en peligro de extinción.

A partir de entonces, cada año en esta fecha, el mundo entero reflexiona y se moviliza por una Tierra mejor.

  El Día de la Tierra afirma que la conscientización hacia el medio ambiente es parte de la consciencia nacional y que la idea de proteger nuestro entorno, otrora el dominio de unos cuantos conservacionistas, se ha movido desde un extremo hasta la corriente central del pensa

Durante los años sesenta, la actitud pública empezó a cambiar. En 1962, una bióloga marina llamada Rachel Carzon publicó “Primavera Silente”, título que se refería a un futuro sin aves y describía en un lenguaje llano los devastadores efectos a largo plazo de los pesticidas altamente tóxicos y otros agentes químicos empleados comúnmente en la agricultura, la industria y el día a día por millones de estadounidenses.

El libro sorpresivamente se ubicó entre los más vendidos. En 1968, los astronautas del Apollo, a su regreso del vuelo pionero orbitando de la luna, fotografiaron por vez primera el planeta Tierra en su totalidad.

Esta imagen de la Tierra: pequeña, frágil, hermosa y única, rápidamente quedó impresa en la psique de millones. En 1969, el flujo Industrial en el Río Cuyohoga nuevamente provocó un incendio.

Paralelamente con esta lenta conscientización ambiental, hubo una oposición cada vez mayor a la participación de los Estados Unidos en la Guerra de Vietnam.

Las manifestaciones públicas contra la guerra, particularmente las realizadas en las universidades, impulsaron las ideas de que las acciones individuales harían la diferencia, y que los desafíos organizados al status quo que podían cambiar de hecho la política y la conducta pública.

El senador por Wisconsin Gaylord Nelson, y  por mucho tiempo conservacionista , fue una de las personas que entendió que los métodos desarrollados para la protesta contra la guerra bien podían ser eficaces en otras esferas.

“En aquel momento”, escribió Nelson, “había gran descontento en las universidades a causa de la guerra en Vietnam. Se realizaron protestas denominadas clases anti guerra a lo largo de los centros educativos de toda la nación.

El Día de la Tierra alcanzó lo que yo ansiaba. El objetivo consistió en demostrar una inquietud tan grande por el ambiente a nivel nacional, que sacudiera la arena política.

Fue una jugada riesgosa, pero funcionó.

Unos veinte millones de personas participaron en manifestaciones pacíficas en todo el país. Diez mil escolares y liceístas, dos mil colegios universitarios y un mil comunidades tomaron parte.

La gente se preocupaba y el Día de la Tierra se convirtió en la primera oportunidad que jamás habían tenido para unirse en una manifestación nacional que enviara un gran mensaje a los políticos: el mensaje de que despertaran e hicieran algo.

Funcionó por la respuesta espontánea y entusiasta a nivel popular.

Nada igual había ocurrido antes. Si bien nuestra organización en los centros educativos fue bastante buena, las miles de actividades en nuestras escuelas y comunidades se generaron a nivel local.

 No contábamos ni con el tiempo, ni con los recursos para organizar a los diez mil escolares y liceístas y al millar de comunidades que participaron.

El Nacional

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