Opinión

Las estrategias de Marta

Las estrategias de Marta

Recibí, de una eufórica admiradora de la poeta Marta Rivera, la invitación para un homenaje que además la proclamaba como la escritora dominicana más conocida a nivel mundial. Respondí, diciéndole que apoyaba el homenaje, pero que había que tener cuidado con la afirmación, ya que la dominicana Julia Álvarez está en la lista de los cien poetas más importantes del siglo 21, y Doña Rhina Espaillat Brache, se ha ganado todos los premios importantes en poesía que existen en USA y Europa.

Lo que Marta sí nos enseña, es que felizmente existen estrategias para difundir nuestro trabajo allende nuestras fronteras y que están en nuestras manos. Antes de la creación del Círculo de Mujeres Poetas, la trascendencia de una escritora dependía de haber sido adoptada por uno de los cenáculos literarios.

Lo mismo sucedía con la Academia de la Lengua, hoy semiabierta gracias a Bruno, aunque todavía no se haya creado una membresía para toda una vida de trabajo y producción literaria (caso de la Dra. Daysi Cocco) que no obligue a quien no puede, a pasar por los filtros de la institución.

Nada que nos sorprenda, ya que en año pasado la Academia de la Lengua de Chile, a cuyos miembros nadie conoce fuera de ese país, le negó la membresía a la más famosa y leída a nivel mundial de las escritoras chilenas: Isabel Allende, por el pecado de ser famosa.

Lo que Marta enseña es que hay una herramienta que se llama Internet, mediante la cual se llega (ella calcula los suyos en diez mil) a internautas, a los cuales seducir con tu trabajo. Una gran lección para los y las noveles escritores que no están dispuestos a someterse a los mecanismos con que se autoprotegen, o anquilosan, las membresías de las Academias; o gastarse una pequeña fortuna invitando a almorzar a los rectores de las Universidades para que te consideren para un premio nacional.

Hoy, gracias a Internet, un círculo literario en la Patagonia puede leerte, estudiarte y difundirte. Hoy, gracias a Internet, un Ministerio puede contactarte vía Berlín para que seas jurado de algún premio importante; o un Festival “mundial” de poesía en Inglaterra puede invitarte vía una editorial de San Martin.

Hoy las advertencias de Marta sobre “una mujer que lee” puede circular, como los versos de Carilda Oliver sobre el amor que nos desordena, aunque haya sido Dulce María quien se ganara el Cervantes.

Hay que agradecerle a Marta su osadía, porque su obra es un ejercicio de libertad creativa y una gran lección para una juventud cuya desgracia, como decía Piñera, es haber nacido en una cárcel-isla rodeada de agua por todas partes.

El Nacional

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