El día 3 de mayo de l493, a solicitud de España y Portugal, el Papa Alejandro VI, promulgó la Bula Inter-coetera, que otorgaba soberanía y propiedad de todos los territorios del Nuevo Mundo conquistados a la primera y Asia a la segunda.
En noviembre de l534 el Parlamento inglés aprobó el Acta de Supremacía que disponía la Iglesia Anglicana bajo la tutela del rey Enrique VIII, que fundó, consecuencias de que el papa Clemente VII dispuso la nulidad del monarca inglés en divorciarse de su esposa Catalina de Aragón, hija de los reyes de España, Fernando é Isabel, para contraer nupcias con Ana Bolena.
Esa actitud de Enrique VIII de fundar una iglesia en oposición a El Vaticano ó la Iglesia Católica, configura una lectura que permite dilucidar é interpretar el accionar de Inglaterra frente a las potencias emergentes de entonces en el decisivo siglo XVI de la historia.
En el caso que trato en esta entrega, todo lo concerniente al puntiagudo é histórico caso de las islas Malvinas, como originalmente fueron identificadas, ó Falkland, como la denomina Inglaterra.
En virtud de la Bula Inter-coetera, las Provincias Unidas del Río de la Plata, eran parte de España, y al producirse el principio de separación de éstas, conforme al Cabildo Abierto del 25-05-l8l0, el anterior status pasaba ipso facto a la nueva realidad política.
Tanto es así, que el 6 de noviembre de 1820, el capitán navío de la Marina de Guerra de Argentina, David Jewett, comandando la fragata Heroína, atracó en Puerto Soledad, antiguo Puerto Luís, izando por primera vez la bandera argentina en territorio malvinense, incurriendo los gobiernos argentinos posteriores a ese hecho, en no poblar las islas ni establecer una guarnición militar en las islas, como se hizo hasta hoy en la Patagonia.
Ese lapsus injustificable, porque quien no ocupa carece de derecho de posesión, aunque hubiese jurisprudencia establecida, fue aprovechado por Albión, cuando el capitán inglés Jalen J. Onslow, comandando la corbeta Clío, estableció la soberanía de Gran Bretaña en las Malvinas, un aciago 02-0l-l833,inicio de un latrocinio envuelto en una tragedia, que desborda el crepitante hoy.
El historiador inglés Niall Ferguson narra de forma muy precisa el historial de saqueos y robos como se conformó le hegemonía sajona en el mundo, en su obra El Imperio Británico, y como declinó cuando Adolfo Hitler hizo añicos en la II Guerra Mundial la famosa flota de los mares creada por Enrique VIII, con los temibles submarinos de bolsillo que sembraron de tragedias y espanto el escenario marítimo mundial.
El asunto es que Londres reconoció oficialmente la independencia de Argentina en l823, diez años antes en decidir ocupar de manera violenta é ilegal, el archipiélago malvinense, como es el estilo sajón recurrente en India, Belice, Guyana inglesa, Australia, Nueva Zelanda, China en la infame guerra del opio de 1812, Jamaica, un imperio forjado en la audacia y la supremacía marítima y militar, con los recursos económicos de la familia judía Rotschild, como España obtuvo el financiamiento de la gesta colombina con los dineros del judío-marrano Luís de Santángel, tesorero de los reyes Fernando é Isabel.
La incursión y/o posesión de Gran Bretaña de las Malvinas, obviaba la llamada Declaración Masserino de 1771, embajador de España en Londres, que estipulaba el reconocimiento inglés de España en la posesión soberana del archipiélago, desalojando Puerto Egmont en l774, reiterando la soberanía argentina en l790 en virtud del Tratado de San Lorenzo.
Gran Bretaña reconoció la independencia de Argentina en l823 y una década después contradice lo acordado, muy similar a como procede el Estado de Israel en todos los tratados que ha firmado con los palestinos. Y asi, no se vale. Eso es trampear. Sucio.
Es como un jugador cuando marca las cartas y recuerdo el film Sueño de Reyes, protagonizado por el inigualable Anthony Queen.
Buenos Aires ocupó Las Malvinas el 2 de abril de 1767 y designó 20 gobernadores hasta 1811, el primero, el teniente de fragata Jacinto de Altolaguirre.
