¿Qué Pasa?

Las más sonadas no son las más pegadas

Las más sonadas  no son las más pegadas

Un trabajo sobre los merengues que sonaron en el 2016, unos más que otros, publicado por el colega Fausto Polanco, editor de espectáculos del hermano periódico El Día, ha sido caldo de cultivo para manipulaciones en algunos litorales del mundo del entretenimiento.

La publicación partió de un sondeo que Polanco hizo entre periodistas de espectáculo y oyentes del programa Aquí está el merengue, que produce por Rumba 98.5, del cual surgieron 16 merengues que sonaron el pasado año. Entiéndase “sonaron”.

En el país existen dos empresas monitoras de estaciones de radio cuyo fin es dotar a los artistas de un servicio confiable en la supervisión de las tocadas de sus canciones.

Lo que anteriormente hacía un “chequeador” ahora lo hacen estas dos empresas con un servicio sustentado en la tecnología, pero con el agravante de que se han convertido en fuente para manipulaciones de parte de managers, promotores y artistas.

Chequeador.com y Monitor Latino son empresas regenteadas por profesionales cuyo trabajo simple y llanamente es monitorear que las estaciones de radio honren el compromiso de tocar la canción del artista que pagó promoción.
¿Quién recibe reporte de sus sonadas? Quien paga por el servicio.

El artista que no está suscrito a estas empresas de monitoreo continúa usando el servicio de chequeadores como ha sido la norma desde que “el mundo de la música es mundo”.

Pero en modo alguno los listados publicados semanalmente por ambas empresas arrojan la pegada de una canción. Una cosa es tocada y otra, muy distinta y distante es pegada.

Desde hace un tiempo artistas y managers se debaten en una competencia que raya en lo ridículo en las redes sociales resaltando las posiciones cimeras de sus canciones.

Vaya usted a saber. Celebran posiciones de tocadas, pero cuando se hacen sondeos en las calles, discotecas, entre musicalizadores y periodistas de arte y espectáculo la canción que ocupa la posición número no es la más pegada, y en muchos de los casos resulta totalmente desconocida.

Esas “pegadas” o “éxitos” solo se dejan sentir en notas de prensa, en las redes de los interesados y en las cabezas de quienes pretenden jugar con la inteligencia de los demás.

El intercambio de oro por espejito solo existe en los libros de historia.

Sería incorrecto hacerle el juego a las manipulaciones con las que se busca retorcer una realidad a la vista de todos.
Lo correcto es salir a la calle y hacer sus propios sondeos, para que no le vendan gatos por liebres.