¿Qué Pasa?

¿Le quedó pequeño el cargo a Máximo Jiménez

¿Le quedó pequeño el cargo a Máximo Jiménez

En una sociedad en la que la inversión de valores es la norma, a nadie debe sorprender el conflicto que pende sobre Acroarte y su presidente Máximo Jiménez.

No digo que el periodista Jiménez haya sido el mejor presidente de Acroarte o que no haya cometido errores. Pero de lo que si doy fe es de que desde el primer momento asumió sus funciones con la pulcritud y responsabilidad que siempre le han caracterizado.

Hay dos cosas que llaman poderosamente la atención en toda esta hojarasca sobre mordazas, censuras y atropellos que ha sido tan llevada y traída en los últimos días.

Primero, ha sido tal la campaña de descrédito y diatribas contra el periodista Jiménez que cualquiera pensaría que este es el actual candidato a dirigir el gremio, y no todo lo contrario: su presidente saliente.

En segundo término está el silencio. Y este es muy comprometedor. Muchos han hecho fiesta con esta situación, pero es solo el reflejo de la soledad del poder que, guardando las distancias con los poderosos funcionarios gubernamentales y políticos, siempre antecede al que ya va de paso.

En otras palabras, esa actitud de otorgamiento por el silencio no es una debilidad intrínseca de Máximo, puesto que en todo este escarceo estéril ha quedado en evidencia que no hay mácula alguna que enrostrarle. Es sin equívocos la condición humana expresándose a pleno pulmón.

Lo que muchos no alcanzan a comprender, sin embargo, es que mientras se pisotea y mancilla injustificada y maliciosamente al presidente de Acroarte, se está haciendo lo mismo con la institución que éste representa, y que aquéllos alegan defender.

Pero esto no le quita el sueño a gente que en el pasado cometieron todo tipo de desmanes en la entidad ni a otros que con mirada aviesa, se han dejado envolver en la vorágine oportunista.

Y la pregunta que me hago es la siguiente: ¿Le quedó pequeño el cargo de presiente de Acroarte a Máximo Jiménez?

No lo digo porque él sea  mejor que nadie ni porque sea el periodista más capaz, lo cual jamás me atrevería a afirmar, sino por una razón muy simple.

El Nacional

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