Opinión

Lección de un proceso

Lección de un proceso

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Una valoración adecuada del recién transcurrido proceso electoral, desde mi perspectiva, debe ser escindida en tres aspectos fundamentales: Primero, el que atañe a la participación del PLD, del gobierno y su proyecto de reelección no solo presidencial, sino de la mayoría de su representación congresual y municipal; segundo, el desempeño de la oposición política en su conjunto, y tercero, la incidencia que ha tenido la institucionalidad dominicana tanto en la preparación, el desarrollo y la culminación del evento.

En lo que respecta al PLD, una vez más esa organización se reafirma en su desprecio absoluto por dotar al país de los mecanismos necesarios para hacer funcionar la democracia dentro de las reglas que la rigen. Acaba de desperdiciar una oportunidad irrepetible para actuar en contrario a esa desafortunada actitud.

Nadie, con un mínimo de información y, en consecuencia, enterado de la realidad electoral que se presentaba para el certamen que acaba de efectuarse, podía ignorar que el PLD y sus candidaturas concurrían al mismo con ventajas que reiterarían su predominio en los tres niveles de elección.

¿Cómo justificar entonces que ante circunstancia tan favorable, ese partido y su gobierno no fueran quienes estuviesen encabezando una jornada para hacer de la competencia el escenario ideal que expusiera de la forma más inobjetable posible las previstas preferencias electorales?

¿Cuáles argumentos pueden avalar que el PLD recurriera a las innegables conductas anti democráticas que se manifestaron antes, durante y después del 15 de mayo? ¿Para qué recurrir a los procedimientos coercitivos y de chantaje de los cuales dispone el poder para contaminar la libertad de los ciudadanos en su decisión relativa a quien favorecer con su voto? ¿Por qué, nueva vez, dislocar las finanzas públicas colocando recursos de todos en beneficio exclusivo de una parte de la colectividad? ¿Por qué, si el día antes del certamen, el presidente de la república reconoció que la oposición tenía razón en su reclamo de conteo manual, el PLD no fue militante en evitar el pronosticado desastre que resultó ser un sistema que se intentó imponer como un capricho costosísimo e ilegal por violatorio de la ley electoral, por parte del titular de la JCE?

¿Por qué, a este nivel del escrutinio, cuando nadie duda de la victoria en primera vuelta del presidente, no se propicia un transparente esclarecimiento de los justos reclamos que hacen candidatos de todos los litorales, pero de manera preponderante de la oposición?

El Nacional

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