Opinión

Leo Boff y su condecoración

Leo Boff y su condecoración

Me resistiría a escuchar que uno de los artífices y protagonistas de la Teología de la Liberación, ecologista y humanista brasileño, Leonardo Boff, galardonado en América por su lucha a favor de los débiles, oprimidos y marginados de la tierra, haya dicho que “el presidente Danilo Medina está cumpliendo con la misión de gobernar actuando y llevando al pueblo dominicano en su corazón”.

Don Leonardo, usted mismo ha dicho que “La política está obligada a proyectar una gobernanza global para atender equitativamente los intereses colectivos” y esa prerrogativa el primer mandatario de nuestra República no la está cumpliendo.

Usted, como digno representante de los Derechos Humanos debió ponerse en contacto con la base de su iglesia católica dominicana, para que, en marco de un conversatorio, recibiera un retrato hablado de las ejecutorias del presidente y del partido gobernante y de paso escuchara voces que de seguro le informarían que esta gestión se opone a declarar un pulmón ecológico, como Loma Miranda, en parque nacional.

Estamos seguros que usted oiría que en este gobierno no se entregan actas de nacimientos a dominicanos, hijos de padre extranjeros, en una flagrante violación a los derechos humanos.

Usted que conoce el grito de los pobres y débiles de América Latina, si a su llegada al país no se dirige al palacio presidencial a recibir la “condecoración” que lo puso entre la espada y la pared, a lo mejor hubiese escuchado el latir de su corazón que al unísono reclama transparencia en el manejo de los fondos públicos.

Don Leonardo, la herida del pueblo dominicano es tan grande que hasta Dios la ve, donde informes de organismos internacionales dan cuenta de que el sistema económico de la nación está permeado por el narcotráfico, el presupuesto oficial desgastado, con crisis de alimentos de consumo masivo.
A pesar de la baja de los precios del petróleo en los mercados internacionales, en la República los combustibles nunca bajan.

Don Leonardo, nuestro país es un reflejo de lo que ocurre en el continente de la Esperanza, tal y como ustedes llamaron en los documentos de Puebla y Medellín, en el cual la perversidad y las drogas campean por sus fueros, funcionarios oficialistas devengan salarios de lujos y exhiben con el peor desparpajo mansiones y palacetes que se constituyen en burla y vergüenza para los más pobres, a quienes como reconocimiento a sus miserias se les entrega una tarjeta para adquirir algunos alimentos gratuitos.

El pueblo está reclamando que los corruptos vayan a los tribunales a rendir cuenta y a justificar sus riquezas.
Don Leonardo, al gobierno que lo condecoró se le pide, con movimientos en las calles, que a la salud pública se le asigne el 5% del PIB para brindar mejores y mayores atenciones a la población, entre otras tantos problemas que mantienen al pueblo dominicano sumido en el atraso.

El Nacional

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