Opinión

Leonel en apuros

Leonel en apuros

Lo del cuatro por ciento del Presupuesto para educación no es una simple reivindicación surgida al calor de una moda. Se trata del primer movimiento social impulsado por un profundo y legítimo sentimiento  hasta ahora inédito para el presidente Leonel Fernández desde que retornó al poder en 2004. Con la poderosa arma del Presupuesto, Fernández ha podido  silenciar voces o protestas, sea a través de la integración de dirigentes sociales o políticos a la Administración Pública o de cualquier otro tipo de concesión al empresariado.

Pero no es lo mismo enfrentar rivales con cabezas visibles y debilidades conocidas que hacerlo contra un sentimiento, del cual la demanda  para educación es sólo la expresión más concreta. Sin importar que se cuente con un armamento tan eficaz como el Presupuesto, el dominio del terreno y los más aguerridos francotiradores.

Leonel se las había arreglado para salir ileso de la violación de leyes, la burla de consensos, de escándalos mayúsculos y de múltiples embestidas. Pero por primera vez la presión no ha sido de un partido político ni de grupos barriales, sino que se ha expresado en un sentimiento del cual el cuatro por ciento  es sólo la punta del iceberg. Ese sentimiento recoge la indignación y frustración frente a la corrupción, la impunidad, la inseguridad ciudadana, el desorden institucional, el derroche y la falta de voluntad para enfrentar los más acuciantes problemas nacionales.

Los últimos lugares en evaluaciones internacionales contrastan con el crecimiento económico de que se ha dado cuenta y con el protagonismo internacional del presidente Fernández. Sólo a Haití se le donarán 50 millones de dólares para la construcción de una universidad. Ahora, más que  empresarios, sindicatos, grupos y líderes cívicos,  Fernández tendrá que hablar con la sociedad, que es la que sustenta la antorcha como bandera de la lucha por el cuatro por ciento.

El Nacional

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