Opinión

Leonel-Miguel

Leonel-Miguel

El caudillismo es fruto del subdesarrollo, del atraso, de la falta de educación de un pueblo. El partido que acepta el caudillismo hoy día es porque no tiene ideología, ni estrategia política, y mucho menos un programa o plan de gobierno.

El presidente Leonel Fernández y Miguel Vargas se colocaron por encima de sus respectivos partidos, incluso del país,  cuando firmaron lo que algunos llaman “El Pacto de los Caudillos”.  El muy poderoso Comité Político del PLD no fue convocado para conocer las negociaciones con un dirigente del PRD. El presidente Fernández, al estilo Bosch y Balaguer, hizo sus amarres, negoció y firmó un documento a partir de sus propios intereses. Alguien me dirá: Leonel Fernández es presidente de la República  y presidente del PLD al mismo tiempo. Es “El Príncipe”, como lo llama Álvaro Arvelo.

Pero Miguel Vargas no es presidente del PRD, ni presidente de la República. Y además, el PRD no es el PLD.

¿En calidad de qué Miguel Vargas se reunió y negoció con el presidente Fernández? ¿De ex candidato presidencial derrotado? ¿Qué organismo del PRD lo autorizó? La ley electoral establece que los partidos políticos se hacen representar por sus dirigentes o voceros designados. De acuerdo con la ley electoral y de acuerdo con los estatutos del PRD, las políticas las deciden los organismos correspondientes; es decir, la Comisión Política y Comité Ejecutivo Nacional. No una persona en particular.

Miguel Vargas no tiene  calidad jurídica para negociar en nombre del PRD, ni para imponerle pactos o acuerdos políticos. Esa condición no la tiene ni siquiera Ramón Alburquerque, que es el presidente. Un acuerdo así sólo puede autorizarlo la Comisión Política. Y tiene que  ratificarlo el Comité Ejecutivo Nacional.

¿Por qué Miguel Vargas no llevó su propuesta de negociación con el gobierno a esos organismos? Porque no tiene mayoría en ninguno de los dos. Su mayoría está en  los legisladores y los síndicos. Y por razones que nada tienen que ver con la política, ni con los sagrados principios del partido y del país.

Dicen que el acuerdo fue bueno, que en política los resultados valen más que los valores y que los partidos mismos. Pienso lo contrario. El precedente creado por Miguel Vargas es nefasto para el PRD porque atenta contra su naturaleza democrática;  creo que es una   puñalada a su dirección, un golpe bajo, porque esa dirección surgió de una convención. El acuerdo ignora los organismos direccionales, desconoce los estatutos (que deben ser sagrados),  genera caos y desorden. A partir de ahora, cualquier otro dirigente del PRD puede negociar con el gobierno, aceptar  cargos ministeriales o diplomáticos sin la autorización del partido y sus organismos. Nadie tendrá calidad moral para impedirlo.  La cimpuerta que ha sido abierta conduce a la destrucción del más viejo partido de este país.

Pagaré un precio por lo dicho. Pero lo asumo con  responsabilidad: Los vientos soplan hacía la derechización y  privatización del PRD. El neoliberalismo y el conservadurismo  sustituirán a la socialmocracía.

Las actuaciones de Miguel Vargas no me generan confianza.  Miguel  asume al  PRD  como una empresa.

Para asegurar el control de esa nueva empresa quiere ser presidente y candidato, con un  Consejo de Directores integrado por pusilánimes y mequetrefes. Los militantes serán empleados. El que no cumpla con los requisitos que se establezcan a partir de la convención, serán cesanteados (cancelados) o degradados. Nadie podrá oponerse a las decisiones del  empresario dueño del PRD sin que pague un precio por ello. Los títeres y lacayos están ya a la orden del día presagiando el futuro inmediato de los disidentes. La “desgarrapatización” no se hará esperar. Ya lo veremos.

Los que dicen que el acuerdo de Miguel con el presidente Fernández es bueno, no saben lo que dicen. El acuerdo es muy malo, reitero.

Quisiera saber, en lo que el hacha va y viene sobre mi cabeza y las de otros, si el PRD será en algún momento un partido de oposición. O si continuará siendo, ahora más que antes, un partido aliado al gobierno.

De igual modo quisiera saber si ahora el gobierno del presidente Fernández dejó de ser corrupto y responsable del auge del narcotráfico, la delincuencia y la criminalidad en el país.

PD: A los amigos y amigas que me pidieron de favor que no escribiera sobre el Pacto de los Caudillos. Lo siento. Intenté guardar silencio, pero no pude. El que calla otorga, el que otorga traiciona. Quiero seguir siendo libre pensador, no importa cuanto me cueste.

El Nacional

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