Sin oposición, el Partido de la Liberación Dominicana ha logrado controlar todas las instituciones del Estado gracias a la corrupción y el clientelismo. En la oposición Leonel Fernández abogaba por un contrapeso, y pontificaba sobre la independencia absoluta de la justicia. Recuerdo cuando decía que el modelo de Estados Unidos era el perfecto para la democracia.
Cuando llegó al gobierno, la ambición le nubló los sentidos de la pluralidad y la democracia. No perdió tiempo para tomar el control del partido. Luego lo corrompió, como hizo con todos los demás estamentos de la sociedad.
Los más cercanos colaboradores del señor Fernández han acumulado verdaderas fortunas en los últimos ocho años.
Pero no les basta. Ahora discuten un proyecto de ley de salarios para los ministros, directores generales, senadores, diputados y jueces de las mal llamadas altas cortes. Esa ley no regulará nada. Servirá para aumentar los privilegios de los funcionarios. Esa ley no incluye a los maestros, médicos, enfermeras, guardias y policías, empleados públicos de los niveles bajos y medianos. Esa ley no fina un salario para los profesionales muchos de los cuales ganan menos que un motoconchista.
Con esa ley el presidente de la República ganará más dinero que casi todos sus homólogos latinoamericanos. ¿En que gasta dinero un presidente dominicano?
Los senadores tendrán, además de un salario de lujo. Un barrilito inmoral que sirve para el clientelismo y la politiquería.
Y que conste, si no se robaran un peso, si no exigieran comisiones de un 20 y hasta de un 40 por ciento de las deudas como están haciendo ahora; si eliminaran el grado a grado, si no pagaran obras fantasmas como lo están haciendo en estos momentos, yo estaría de acuerdo con que todos ganen diez millones de pesos mensuales.
¡Por lo menos tendríamos escuelas y hospitales suficientes!
(¿Quién le iba a decir a Juan Bosch que el PLD convertiría el Estado en una fuente de enriquecimiento de sus dirigentes a costa de la miseria del pueblo?
