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Libros y lecturas

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Trujillo: ¿bueno o malo?
Trujillo: ¿bueno o malo? Autor; Héctor Minaya; género: ensayo histórico; prólogo del autor; impreso: Editora Corripio. Fotografías: Archivo General de la Nación; portada: Josefina Fernández; diagramación: Santiago Rivera. Páginas: 230.

Héctor Minaya como periodista y como escritor suma ya varias incidencias en nuestra historia reciente, siendo las más notables, sus aportaciones en torno al tema de la dictadura trujillista y el papel de los diversos actuantes a favor y en contra del régimen, el ajusticiamiento, y la revolución constitucionalista de abril de 1965.

Compartiendo su rol como periodista de temas de fondo y el de investigador de la historia, Minaya ha definido una trayectoria escritural que da continuidad al papel del régimen trujillista y que en esta oportunidad, lo expone como alternativa: ¿fue bueno o malo?, en una interrogante que, a juicio de un primer vistazo, parecería retórica porque, en principio, ninguna dictadura, puede ser evaluada como buena.

¿Hay razones para que haya duda entre la bondad y la maldad de un dictador? No debería haberla, pero las actuaciones del sátrapa fueron desarrolladas y promovidas por un eficiente aparato mediático que fue definiendo, al punto de convencer a la población dominicana, cuando menos en su parte mayoritaria, de la bondad del régimen.

Trabajando con la pregunta, Minaya destaca desde sus primeros capítulos los que podrían ser considerados como aportes de Trujillo primero a la reconstrucción del país y en particular de la capital, destrozada y llevada a ruinas por el huracán San Zenón, que abatió la entonces modesta urbe, conformada sobre todo por edificios y casas de madera, el 3 de septiembre de 1930, como una especie de bienvenida de la naturaleza al dictador.

Esa circunstancia, capaz de desalentar a cualquiera, fue empleada por Trujillo, cuenta Minaya, para mostrar un arrojo y una capacidad de iniciativas de reconstrucción que finalmente establecieron la figura del dictador como central en aquellos días. Trujillo impuso la ley marcial, ordenó la limpieza de escombros y dio a conocer las primeras medidas de la reconstrucción de la nueva ciudad de Santo Domingo.

Posteriormente, Trujillo moderniza el país: fortalece la producción agrícola e industrial, crea los bancos Central, de Reservas, y el Agrícola; rescata la soberanía económica mediante el pago total de la deuda externa, fortalece el peso como moneda nacional y todo lo capitaliza como resultado de su gestión personal, logrando un endiosamiento de su figura.

La parte que regularmente no se incluye en esta exposición, (y que nunca detalla los trujillistas que siguen loando ese régimen) es que

Trujillo adopta esas medidas para sacar mejor beneficio personal de una economía moderna. A una mejor dinámica y organización económica, más beneficios obtendría el dictador. Escamoteada esta parte de la verdad, todavía hay quienes siguen hablando de las bondades del régimen que duró 31 años hasta que la palabra ardiente del plomo, le puso justiciero fin en la autopista 30 de Mayo.

Minaya, sin tomar partido a favor del dictador, como historiador, se ocupa de detallar en una narración limpia y clara.