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Agenda la mujer/danza
“Agenda de la mujer dominicana. 2018”. Tema: la mujer y la danza. Editora: Virtudes Álvarez; edición acogida por III Convocatoria Proyectos Culturales 2015, del Ministerio de Cultura, no datos de diseño, portada e impresión. Colaboración del Centro Cultural Perelló.

Las agendas tienen la virtud de presuponer que somos dueños del tiempo. Ellas nos ilusionan en el creer que podemos programar cuanto hacemos para incrementar efectividad de la acción prometida. Y no es así. Ciertamente que ayudan a programar, pero es en la voluntad propia en donde puede radicar ese control.
No obstante, encontramos a quienes siguen siendo fieles a la edición de agendas y que, sobre todo cuando son temáticas, ayudan a informar y sensibilizar sobre sus cuestiones planteadas.

Virtudes Álvarez, una digna luchadora popular, desde hace cuatro o cinco años, inició la edición de esta Agenda de la Mujer, primero con algunas vacilaciones y vacíos editoriales, defectos en su terminación y diseño, pero ha tenido la virtud de ser constante. Ha logrado establecer una verdadera tradición de gente que sigue sus agendas, regularmente por el tema. Las agendas físicas han pasado a un segundo plano por el impulso de las agendas digitales que cada quien tiene en sus infaltables, necios y útiles teléfonos inteligentes.

Pero sin duda que editar una agenda temática, tiene su encanto y su indudable utilidad.
Esta agenda es una belleza utilitaria que expone un tema: la mujer y la danza, con casos destacados de mujeres que han hecho de la danza un centro existencial, más que una actividad lúdica y artística.

Virtudes logra una agenda de gran impacto en su diseño, que ha mejorado mucho respecto de otras ediciones que conservamos con respeto.

Se siente una notable labor de investigación para compilar datos e imágenes vinculadas a lo que agrega textos originales que resaltan la trascendencia del aporte femenino a un arte tan incidente y de tanta historia como es la danza.

Su enfoque radica en el espíritu liberador de la danza, en su poder de emancipación emotiva que logra que nadie que dance, tenga oportunidad para albergar ningún sentimiento o actitud negativa.

La danza como fuente de renovación, además de su carácter artístico, queda establecido.

Un grupo criollo que sirve de eje es Kalalú, de Marili Gallardo, que enfatiza en la negritud estelar de nuestros bailes originarios y que congrega a niñas y jóvenes de Villa Mella , en uno de los proyectos culturales más significativos, pese a lo escaso de su presencia en las crónicas de arte y farándula, probablemente por desidia de los cronistas o por falta de iniciativa para hacer llegar a los medios, el milagro cultural de que se trata.

Recomiendo buscar esta “Agenda de la mujer” que Virtudes Álvarez realiza con tanta entrega y esperamos que cada año encuentre el soporte suficiente para circular profusamente.

Recomendamos igualmente producir una edición digital que pueda ser bajada como aplicación para su mayor difusión e impacto. Si quedan algunas, deben estar en Librería Cuesta.

El Nacional

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