Opinión

Libros y lecturas

Libros y lecturas

Memoria Centro León

Es todavía mucha la gente que en el país, no ha hecho conciencia de la trascendencia que representa la existencia del Centro León, cuya memoria 2015 acabamos de recibir y que ratifican los criterios de esta reflexión.

16 años han pasado desde aquel año 2003 en que acudimos desde Santo Domingo, a presenciar la apertura de una institución cultural que hoy día es la más importante creada por el sector privado: el Centro León.

Ese hogar del arte y la ciencia social, era una necesidad y un reto al que correspondió la familia León con una respuesta positiva, creando un espacio institucional, probablemente el más completo con que cuente una entidad privada en República Dominicana en toda su historia.

Las iniciativas de mecenazgo de esta familia y grupo empresarial, en noble actitud de respaldo privado al arte respecto del cual transita una ley en el Congreso Nacional (a iniciativa de Manuel Jiménez, el diputado que también canalizó la Ley Nacional de Cine), venían desde antes y se había expresado en el Concurso de Arte Eduardo León Jimenes, cuya primera entrega, en 1964, fue ganada por uno de los maestros de la plástica, Paul Guidicelli.

Recordamos, como si hubiera sido ayer, nuestra visita en 2001 a la exposición, en el lobby del Gran Teatro Regional de Santiago, de las piezas seleccionadas al Concurso de ese año, y que ese año fue ganada por vez primera por una fotografía digital de un helado azul – inspirado en el color de las aguas del mar- (creado así por la imaginación de la autora).

Tres años más tarde, se inaugura el Centro León y no sólo para acoger el Concurso de Arte y sus fondos plásticos que reúnen parte de lo mejor del arte dominicano, sino para crear en el país la tradición de un centro cultural comprometido interactivamente con la comunidad a la que se dirige, estrenando para en el país, un estilo de diseño museográfico no visto antes.
Su primer director, Rafael Emilio Yunén, se colocó al frente de un equipo que dirigió el Centro a elevado sitial que ocupa, mediante el desarrollo de una metodología y un programa que incluía el servicio de un centro de documentación con los mejores adelantos informáticos, las exposiciones permanentes y temporales, el programa de difusión mediante conferencistas de primer nivel, las acciones de formación a maestros y estudiantes, la interacción con las comunidades que incluían (como ahora) acciones en escuelas y barrios.

Se puede decir que culturalmente hay un estilo “Centro León” que es sinónimo de buen criterio, gran selectividad y pertinencia en la escogencia de objetivos a ser alcanzados.

Ahora, bajo la dirección de una maestra que siente el arte y la cultura como asunto de compromiso propio, María Amalia León de Jorge, la también directora Fundación Eduardo León Jimenes, el Centro ha superado sus propias metas, profundizado sus programas y afinado sus criterios para reafirmar su vanguardia cultural.

Con la entrega de sus Memoria 2015, que resume textual y gráficamente, su labor, esperamos entendamos la importancia vital de este Centro y valoremos su trabajo en la medida en que ello es requerido.

El Nacional

La Voz de Todos