La renovación general en el conocimiento en Europa comenzó con la conquista de América en 1492, a través de una nueva concepción de la ciencia y la investigación, así como formas distintas de hacer arte.
Surgió por entonces una forma literaria que luego desembocaría en la novela, que cobró renombre en los siglos posteriores. Una de las más conocidas de esta primera época es la Utopía de Tomás Moro.
Las obras dramáticas de entretenimiento volvieron al escenario. William Shakespeare es el dramaturgo más notable, pero hubo muchos más, como Christopher Marlowe, Molière, y Ben Jonson.
La pintura
Durante la Edad Media el arte fue un medio para honrar a Dios. Pero esto cambió con el movimiento renacentista, que tomó a la naturaleza y la humanidad como centro de inspiración para la producción artística, literaria, filosófica y política.
Este movimiento fue influido por humanistas que estudiaron las culturas griega y romana, entre los que se destacaron Erasmo de Rotterdam, Antonio de Nebrija y Juan Luis Vives.
La pintura renacentista está representada por Leonardo da Vinci, Miguel Ángel, Rafael y Tiziano principalmente, aunque también se destacaron Giotto, Piero della Francesca, Sandro Botticelli y Perugino. Este movimiento fue uno de los más radicales y hermoso en la Historia del Arte.
La pintura renacentista es un icono en nuestros días, debido a que los artistas de la época cultivaron la forma y el colorismo. Las obras creadas en esta época son consideradas de las más bellas que el hombre ha creado.
La poesía
El poeta renacentista se preocupa por encontrar nuevas formas para expresar la belleza, y por renovar los temas de inspiración. El poeta desea crear un mundo de belleza mediante un estilo sencillo.
Los temas más frecuentes fueron: el amor, donde el poeta idealiza la mujer de tal modo que llega a considerarse como un reflejo de la belleza divina. Este amor idealizado se conoce con el nombre de amor platónico.
La naturaleza, que se concebía como un símbolo de la perfección divina. Se describe como un remanso de paz, sosiego y armonía donde se desarrolla la acción amorosa.
