La mayoría de los organismos internacionales lucen contestes en que el crecimiento de las economías por encima del 5% de los países en vías de desarrollo está llegando a su fin, y que lo que se espera es decrecimiento. La coyuntura en medio de la crisis del 2008, en que las materias primas obtuvieron altos precios en los mercados mundiales parece está llegando a su final.
La tenue recuperación de la economía europea y el débil alivio de la crisis norteamericana, traen una apreciación del dólar, que podría ir en detrimento de las economías de los países latinoamericanos. Los presagios de los especialistas deben aguzarnos para no permitir que la economía del país caiga en recesión, ya que hasta el momento el gobierno del presidente Danilo Medina actúa de forma apropiada, lo que ha preservado la estabilidad macroeconómica. Las autoridades del Banco Central deben impedir que la apreciación del dólar contribuya con la devaluación del peso, ya que esto genera incrementos del costo de la vida y devaluaciones salariales.
Hay que mantener los programas sociales dirigidos a las personas más pobres. El gobierno debe hacer más eficiente el cobro de los impuestos, para obtener los recursos que necesita el Estado. Asimismo, las autoridades gubernamentales deben mantener la construcción de obras de infraestructura en toda la geografía nacional, como medio de dinamización de las variables económicas. Del mismo modo, se debe dar continuidad a los denodados esfuerzos por aumentar la llegada de turistas, lo que permitiría un significativo crecimiento de las divisas. También, se debe mejorar el servicio eléctrico e ir disminuyendo el descomunal subsidio al sector eléctrico, e inclinarse, de una vez y por todas, por la electricidad de fuentes renovables (hidroeléctricas, energía solar, etc.).
Debemos encarar la coyuntura por venir de la caída de las materias primas con presteza y prestancia.