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Los acuerdos entre Leonel y Miguel

Los acuerdos entre Leonel y Miguel

Esta “declaración”, con visos de acuerdo político, se orienta  a prevalecer en la historia porque se realiza entre fuerzas políticas mayoritarias y, además, provienen de polos antagónicos.

Y no precisamente de partidos porque ni el PLD ni el PRD no la han rectificado. Pero la sorpresa impacto.

Y es una característica típica de los acuerdos políticos de esa magnitud, y como consecuencia de su naturaleza, que, a la larga, uno de los bandos resulta ganador y otro perdedor. Como en el gran comercio.

El pacto del “camino bueno” entre Joaquín Balaguer (o PRSC) y Juan Bosch (o PLD). El primero mayoritario y ganador en seis comicios presidenciales y Bosch resurgente y perdedor.

Pero, ¿que sucedió? a la larga el PRSC perdió y el PLD ganó. Muerto Balaguer, el PRSC se dividió al compás discreto pero hábil de la mano de Leonel, quien maniobró el poderoso imán del Poder negociado, y atrajo piezas y aun sectores del otrora reformismo, acostumbrado al jamón.

Hipótesis.

En este momento no hace falta ser visionario para predecir quien saldrá ganador tras este pacto.

De las instancias que conforman el pacta sobresalen dos que toca no sensiblemente el sentimiento “conservador” del electorado dominicano: El aborto y la nacionalidad.

Leonel se destaca como conservador porque envió una propuesta de reforma a la Asamblea Revisora que protege “la vida desde el momento de la concepción” con lo cual descarta el aborto.

También propuso el “jus sanguinis” como base del derecho a la nacionalidad.

¿Por que se cambia en la Declaración y se admite el aborto y el jus soli? Indudablemente no por Leonel que ya fijó su posición en la propuesta a la Asamblea Revisora. Sino que el cambio obedece al elemento nuevo que entró en el acuerdo. Es decir, a Miguel.

A lo largo de la historia y desde la primera Constitución dominicana la expresión natural vernácula ha sido conservadora moderada aun en contra  contra de la Constitución  de Moca.

En la historia electoral reciente post Trujillo, también el conservadurismo moderado ha prevalecido. En 1962,  Bosch, a pesar de haber expresado un pensamiento liberal, es su grito: “Borrón y cuenta nueva” en apoyo al “trujillismo popular establecido” quien le otorga el triunfo conservador contra el “Basta ya” de apariencia liberal de Viriato Fiallo que pretende eliminar el sólido “status quo” trujillista. Y perdió ampliamente.

En 1966 Bosch pierde con su “palos y piedras” y Balaguer gana con “Paz y conciliación” entre los dominicanos.

El pensamiento conservador moderado se registra de nuevo en 1970 y 1974

Las denuncias de fraude en esos comicios nunca se probaron, nunca hubo una seria y continua decisión de protesta por parte del partido opositor con, por ejemplo, el llamado a la abstención electoral y, además, cualquier fraude nunca llegaría a cambiar la decisión electoral alcanzada en las urnas. “La abstención es un pasaporte para la reelección”, intercaló” el doctor Jorge Blanco.

En el 1978 y en el 1982 se vota “conservador” para salir de Balaguer pero la gestión de los dos gobiernos electos es conservadora moderada. Y la decepción nacional por el fallido experimento es de tal magnitud que el voto retorna a Balaguer en el 1986 y en el 1990 en que perdió el voto seudo izquierda socialisante y la “dictadura  con apoyo popular” de Juan Bosch.

En 1986 Balaguer, poderoso, pacta con Bosch, es decir, con el PLD,  descuidando su propio candidato, y pavimenta el camino hacia la presidencia de Leonel con el PLD.

 Hipólito arriba a la Presidencia en el 2000 por los desaciertos económicos de Leonel quien regresa al Poder en el 2004 por los desaciertos económicos de Hipólito Mejía. Y se reelige en el 2008 por su exitosa política macroeconómica. El premio o el castigo en el área económica se identifican con la actitud conservadora del electorado.

 Para aclarar y sustentar con mayor énfasis la decisión conservadora moderada del elector dominicano basta recordar que los dirigentes  del Partido Comunista Dominicano (PCD), jóvenes valiosos y bien preparados, revolteaban la opinión pública desde la Capital hasta la última  tribuna del país.

Hasta el punto que parecían superar a los dos partidos mayoritarios.

La franja ultra conservadora reformista se estremeció de pavor.

cuando su sagaz líder envió al Congreso el proyecto de Ley que legalizaba el PCD.

(En esos días preelectorales invite a un debate en mi espacio televisivo “Vista Pública”, al extrema derecha reformista y senador por el Distrito Nacional, doctor Marino Ariza y Narciso Isa Conde, secretario general del PCD, quien superó).

Resultado, los votos del PCD no alcanzaron ni para mantener su personalidad jurídica. Porque este pueblo dominicano es conservador moderado. Vaya usted, si quiere, a la historia desde el “situado” para descubrir las raíces. Pero los hechos actuales están allí.

Otra instancia reveladora es que los extremistas de izquierda o seudo izquierda nunca escalan ni siquiera a partir de su enjambre organizado. Y algunos, cuando llegan al poder, se sacuden la demagogia y actúan conservador.

 Y esta   crónica  electoral, ¿que indica? Indica que el electorado, marcado siempre por la motivación conservadora, apoyaría quien propuso, en principio, las medidas conservadoras contra el aborto  y a favor del jus sanguinis. Es decir a favor del Jus Sangunis. Es decir, a Leonel y a su partido.

En cambio rechazaran a quien introdujo tales conceptos en la declaración, es decir a Miguel y su partido.

Como le sucedió al PRSC, el PRD corre el riesgo de su propia división boca de los que propugnan en gesto conservador, por el “respeto” a la institucionalidad del partido, y a las decisiones del Comité Central y de la Comisión Política.

A ellos contribuirá la presencia en el Poder, aún como consejero aúlico o poder detrás del trono del hábil político que se llama docto Leonel Fernández Reyna, “una onza de oro” al decir de Juan.

 Miguel Vargas puede llegar a reproducir al ingeniero Carlos Morales en el PRD: con bandera pero sin partido.

El Nacional

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