Opinión

Los  asaltos

Los  asaltos

La prensa se ha hecho eco de cuatro asaltos a miembros de las Fuerzas Armadas que, a prueba de lo contrario, podrían ser una provocación del aparato criminal de las llamadas fuerzas del orden, al nuevo jefe de la policía.

He sido docente en la Escuela de Altos Estudios de las Fuerzas Armadas y me consta que està repleta de jóvenes profesionales militares y policias, ansiosos de formarse y servir a la Nacion con decencia y ética.  Ojala que los esfuerzos del nuevo jefe de la policía arriben a buen puerto.

Rescato, de la anterior administración, la iniciativa del entonces jefe de la DNCD, de trabajar con los cantautores urbanos, porque ellos son los reales gestores de la cultura popular.  Si, via la continuidad de esta iniciativa, se logra que modifiquen sus textos y dignifiquen a las mujeres y jóvenes, que fomenten la no violencia intrafamiliar y digan NO a las drogas, avanzaremos mas que con millares de discursos, acciones represivas, talleres o seminarios.

Asi comenzaremos a poner coto a los asaltos, que no son solo de la marginalidad material y moral contra la ciudadanía, sino también contra el Estado Dominicano, cada vez que se nombra a activistas políticos sin formación para los puestos; a hijas de funcionarios importantes con salarios en dólares para que cuiden su jardín en Casa de Campo; a bellos y bellas jóvenes, a cambio de favores sexuales, hechos archiconocidos por una sociedad que no se pronuncia por temor a la perdida de sus empleos.

Asalto que convierte a organismos fundamentales del Estado en piñatas, para politicos que trafican sus adhesiones como modus vivendi, mientras se mantiene a trabajadores honestos y cumplidores con salarios de miseria (ocho, nueve, diez mil pesos mensuales) y se les presiona para que cumplan horario, por aquello de que es mas fácil coger los mangos bajitos.

Si se limita la definición de asalto a una acción física de violencia contra otra persona,  o personas, y no se entiende que la descomposición moral tiene que ver con el hecho de que los y las desposeídos son testigos de los asaltos cotidianos al erario publico de cierta elite política (las historias de los sobornos que se cobran en ciertas oficinas  donde los medios de comunicación insisten en hacernos creer en la reencarnación de la Madre de Calcuta; las historias sobre mansiones que no se estrenan por temor a los señalamientos públicos;  las historias sobre funcionarios que cogían maletas prestadas y hoy son Don Fulano de tal y visten de Armani), son tema de conversación de prácticamente todas las fiestas sociales de los sectores medios y altos.

Ese es el asalto que hay que enfrentar, para poder erradicar los otros.

El Nacional

La Voz de Todos