Reportajes

Los cambios en poder político

Los cambios en poder político

El Nacional
SANTIAGO
: Un gusano apostó con un águila a que llegaría algún día a lo más alto de un monte que se observada en la lejanía.

El ave más majestuosa de cuantas hay bajo los cielos ni siquiera hizo caso de la osada predicción del gusano.

Pasado cierto tiempo, fue a posarse soberanamente sobre la cima del monte y, sorprendida, vio que allí se encontraba ya el gusano.

Sin salir del asombro le preguntó cómo había podido vencer una distancia tan pronunciada.

-Arrastrándome, fue la única respuesta concluyente del gusano.

(¿Por qué no esperó a convertirse en mariposa y así  podía llegar volando tranquilamente?

Porque hay gusanos que, como le ocurre a algunos de nuestros políticos, tienen demasiada prisa, el más terrible de los pecados modernos y el de las peores consecuencias).

Hay prisa por hacerse de un buen cargo, por hacerse de una fortuna, de una “máquina” de mujer, de un buen Hommer último modelo, de un motor ninja para estremecer el aire, de la posibilidad de visitar los mejores lugares de ensueño y de todo lo que deviene de ese poder que, partiendo del pueblo, se parte y reparte en privilegios asombrosos.

Arrastrarse es una de las labores que produce sus viles compensaciones a quienes estén dispuestos a humillarse por lo que quieren.

Esa flagelación claramente deja estelas de indignidad y de renuncia a principios que alguna vez se tuvieron como norte, como lo único que no debía ser violado en el cambiante universo de los intereses espirituales y materiales de una sociedad.

La volubilidad del poder político es cuestión fuera de discusión.

Hoy estás olímpico, como los inmortales, mañana humillado y tras las rejas, en medio de un juicio infinito.

Toda persona que se dedica a esa actividad y está mínimamente enterado de cómo se mueven las galaxias y la conjunción de las esferas sabe de esas extrañas veleidades que sí son todopoderosas y por demás, azarosas.

El poder vive tejiendo y destejiendo pasiones, construyendo y destruyendo mitos, estableciendo y descomponiendo compromisos de todo tipo.

Y esa versatilidad de la política es justamente lo que pierde a algunos en el mar oscuro de las conexiones de alto riesgo y de las confabulaciones peligrosas.

Quienes bajo el poder hipnótico del poder se encantan con sus procedimientos seductores sin prepararse para el despliegue de alas pueden quedar atrapados.

En una jaula llena de cuervos y de hierros derrotados.

El poder es implacable en ocasiones especiales y circunstanciales pero la dura realidad lo es todavía más por que él parte de ella y su metafísica se queda a un lado cuando ésta irrumpe con sonidos de truenos y de trompetas.

Un hombre de pocas luces, elevado increíblemente al lado de una superpotencia, puede sentirse superbo al frente de los acontecimientos.

De pronto, llevado por el fluir del poderío, que se detiene ni cesa, comete un error imperdonable e incluso una cadena de errores y esos detalles no pasarán a la corta o a la larga, desapercibidos por el mundo.

Le harán pagar cara la osadía que suele acompañar a los ignorantes que llegan, escalando trabajosamente las pendientes, a la cima.

El poder cambia de manos, como el cielo de azul a negro cuando llega la noche.

Pero como siempre hay compensaciones que la vida no le niega a nadie, esa oscuridad nos deja al menos el hermoso espectáculo de las estrellas.

Pero como no hay nada que no tenga costo, cuesta dejar las comodidades del poder y entregarlas al enemigo para continuar el círculo de atribuciones y privilegios y el arrastrarse para llegar a la cima como le ocurrió al gusano del cuento.

El Nacional

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