Opinión

Los dos chistes de Navidad

Los dos chistes de Navidad

De tanto pensarlo en estos días, no he tenido otra opción que concluir de que este es un país muy especial como escribiera hace algunas décadas el fenecido y padre de la producción televisiva de variedades, Yaqui Núñez del Risco, para promover un producto de consumo masivo de una marca licorera.

No sé si por la ya latentente época de navidad que estamos viviendo y la contagiosa y acogedora brisa de invierno que acaricia este pedazo de isla caribeño es que nos pone tan propenso a producir a los dominicanos sentimientos y pensamientos tan alegres y risibles.

Aquí me refiero. Veamos. El primero es de antología: el comentarista de televisión y radio, Héctor Arias – El Talibán – ha hecho pública sus intenciones de presentar para el 2016-2020 un proyecto presidencial. El segundo, no menos risible y digno de un libreto de comedia, es la referencia que hace Participación Ciudadana de un informe publicado por Transparencia Internacional que coloca al ex funcionario y actual senador Félix Bautista, como preseleccionado en la lista de los primeros 15 casos de corrupción más grandes del mundo.

En el primer caso, creo sinceramente, que en un mundo como el que estamos viviendo, en donde se debaten las ideas, se abren a diario espacios de oportunidades para todos y todas y se convive en un sistema democrático, es pecado capital pretender detener o negar las aspiraciones de un ciudadano a una posición electiva en el Estado dominicano. Dios me libre.

Pero señores, cómo entender que el señor Héctor Arias sea tema de debate en los medios de comunicación cuando existen tantos y grandes problemas nacionales que resolver. A ese señor, no le conozco personalmente, sólo le he visto por televisión en el algunas ocasiones haciendo rabietas y pronunciando ¨malas palabras¨. Desconozco de su formación política e intelectual y su visión sobre los problemas nacionales.

En el segundo caso, sobre Bautista no tengo las mejores de las opiniones, ha sido arrogante y torpe en su desempeño como funcionario público y como político. Pero en honor a la verdad; ni los tribunales, detractores y adversarios han tenido la capacidad de probarle con evidencias contundentes en las instancias judiciales correspondientes su culpabilidad en los actos de corrupción que se le imputan.

El Nacional

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