Opinión

Los haitianos tienen razón

Los haitianos tienen razón

El comercio entre República Dominicana y Haití ha estado marcado por la informalidad, como ocurre casi siempre en los países fronterizos, sin importar la tecnología que se use para tener el control de la zona.

Estando nosotros en ventaja frente a los haitianos, tanto en tecnología como en desarrollo industrial y comercial, nunca nos interesamos por adecuarnos a los nuevos tiempos.

Siempre nuestros empresarios y comerciantes pensaron que los haitianos eran inferiores, que aceptarían como si se tratara de dádivas cualquier cosas que le llegara de República Dominicana.

No había que preocuparse por los controles de calidad de los artículos y productos destinados al mercado haitiano. “Los haitianos comen hasta galletas de tierra”, fue una frase que se hizo popular hace una década.

Ahora cuando los haitianos comienzan al despertar y exigir igualdad de condiciones en el tratamiento comercial, entonces surgen voces hipócritas enarbolando un trasnochado nacionalismo que nadie se lo cree.

La mayoría de esos nacionalistas comerciales envían sus esposas a parir a Estados Unidos para que sus hijos sean estadounidenses.

El problema con Haití es simplemente de intereses comerciales e intentar traer en estos momentos por los moños otros argumentos, es caer en la sinrazón.

La veda dispuesta por el Gobierno haitiano a las importaciones desde República Dominicana a los pollos, huevos y ahora artículos plásticos, han sido debidamente argumentada por las autoridades del vecinos país.

Ahora, lo que los comerciantes dominicanos deben hacer es cumplir con las normas de calidad internacionales y presionar al Gobierno local para que regularice el comercio en la zona de modo que todos salgan ganando.

La mayoría de los dominicanos han considerado a los haitianos como una raza inferior y la realidad es que olvidamos que compartimos un mismo territorio y estamos obligados a vivir  en el.

En el caso de los plásticos, la realidad es que el país sabía desde octubre del 2012 que debía mejorar la calidad del producto, de modo que fuera menos contaminante, pero nadie hizo nada.

El comercio con Haití es nuestra gallina de los huevos de oro, pues es el único país del mundo con el que tenemos una balanza comercial positiva, de modo que no la matemos.

El Nacional

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