Opinión

¡Los que se quedan!

¡Los que se quedan!

El calificativo de diáspora, machacado indistintamente por intelectuales y otros miembros de nuestro tejido social de República Dominicana, parece encajarles a cientos de dominicanos que llevan décadas sin ir al país, y no tienen para el pasaje de ida y vuelta.

Sobre todo en Nueva York, hay una gran cantidad que ha perdido todo tipo de contacto, y no le quedan ni familiares cercanos. Los progenitores de otros han fallecido. Hay muchos cuyos parientes en el país no saben sobre cuál ha sido su suerte, y preguntan sobre su paradero.

Algunos están presos y cuando no, no han resistido situaciones de indigencias; se han deprimido y entregado al vicio. Se les ve por las calles neoyorquinas deambulando, evidentemente, enajenados. Además, no pocos han sido asesinados.

En un número que podría no ser confiable, se calcula que dominicanos indocumentados hay unos 300 mil. Muchos penetraron con visas y llevan décadas de no arribar al país con la aprensión de que si acaso siquiera logran ir de recreo, con Donald Trump en el poder; de vuelta, se les impediría la entrada a Estados Unidos.

La inseguridad aleja el retorno al país del dominicano ausente
Una significativa parte, camino al envejecimiento y sin suficientes recursos no se aventuran a retornar y quedarse porque entienden que ponen en riesgo su estado de salud.

Muchos de éstos con enfermedades de las denominadas catastróficas que, evidentemente no podrán ser atendidas, porque sólo dispondrían de una cobertura médica de ocho mil pesos cada mes.

En otro aspecto, más y más conciudadanos expresan abiertamente no tener intenciones de vivir en un país donde las calles son prácticamente intransitables por las ocurrencias de atracos; hay serias carencias asistenciales y, sobre todo, una justicia disfuncional.

Sólo hay un dominicano; el que no tiene familia ni hijos menores y vive solo, que desea hacer un cambio y retornar a su terruño. Huye de la soledad que deprime y mata. Es decir, ése, prefiere irse, si con ello se reencuentra con familiares, parejas y demás, que le hagan la vida más llevadera.

Pero a pesar de los que se quedan, hay decenas que alguna vez partieron y han dado reversa. Estos, ya acostumbrados a los efectivos servicios estadunidenses y alejados de la inseguridad, han vendido todo y tomado el camino de retorno. Pero con todo y ello en esta coyuntura histórica, muchos más, definitivamente, optarán por quedarse.

El Nacional

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