José Rafael Sosa
CANNES. Riviera Francesa. Sin dudas posibles, alguien traicionó al cine. Love es una mala jugada con cartel de cine y traillers 3-D.
Realizada en 3-D para incrementar su planeado efecto de escándalo y democratizar el derecho al morbo sin sentido, Love ha conquistado ambas metas. Pero Gaspar Noé, director argentino nacionalizado en Francia, traiciona el cine de arte cometiendo el peor de los crímenes: vender como cine lo que no es.
En EntertheVoid,el director lleva al espectador a conocer un coito desde el interior de una vagina y en ‘Irreversible’, se presenta una escena de violación (que involucra una convocatoria a imitarla) con un nivel de salvajismo como no se había hecho nunca.
Las filas para recoger los lentes y mirar en tercera dimensión una producción que no lo es, ausente de diálogos que transmitan alguna historia, con una exposición de escenas de sexo descarnadamente explícito, justificando únicamente la puesta en común de sexo de pareja y en tríos. En la función que vimos, hubo abandono de la sala a los 20 minutos de iniciada la proyección.
Para verla, hubo filas y empujones, roturas del ambiente regularmente solemne de las presentaciones fílmicas a la prensa. Vestidos de Prada y smokins de Armani, estrujados por la empujadera, más propia de nuestros cines de tercera que del glamoroso festival más importante del mundo, todo para ver en3-D eyaculaciones que parece que caerán sobre en el rostro del público. No sin razón, una decena de personas abandona la sala antes de los 20 minutos de proyección.
Love es una mala jugada con cartel cinematográfico. Un amaraco audiovisual que nos vende morbo vacío a cambio de dejar nada en el concepto. Sexo por vender sexo, filmado con buena tecnología y estrenado en un festival de nivel mundial. Algo no encaja en este caso. Y no tengo idea de lo que pueda ser.
Que nos perdonen, juntas, ignorancia e hipocresía. peroLove no era el lugar para Cannes.
