Hubo que esperar 500 años pero al fin ocurrió el pasado año. El papa Francisco visitó Suecia, para participar de los actos de la Federación Luterana Mundial, con motivo del quinto centenario de la reforma, impulsada por Martín Lutero, un sacerdote que quiso debatir públicamente el rol de la iglesia católica de su época.
El hecho de que la Iglesia católica tuviera como doctrina perdonar los pecados a cambio de donaciones de dinero y oro, provocó en el padre Lutero su ira hacia la cúpula eclesiástica, ya que quienes no disponía de recursos económicos pasaban una eternidad en el limbo y nunca alcanzaban la gloria.
Estas acciones fueron conocidas como indulgencias que consistían, como dijimos anteriormente, en el perdón de los pecados por realizar una donación a la iglesia.
La iglesia católica de Alemania tenía una de las mejores colecciones de reliquias de toda Europa, por lo que los obispos se inventaron que contemplarlas daba el perdón de sus pecados al espectador.
El pago de indulgencias dejaba a los pobres fuera del reino de Dios
También se inventaron en el año 1509 que cada cristiano que realizara una donación en oro o dinero recibiría una indulgencia de 100 días por cada reliquia, lo que significaría un descuento de 1.9 millones de días a una posible estancia en el purgatorio considerando que había 19,013 piezas sagradas.
De modo que para los pobres nunca había posibilidad de alcanzar la salvación de su alma. ¿Qué le parece?
Estos hechos provocaron que el monje escribiera y diera a conocer un texto crítico a estas acciones definido como “Las 95 tesis en las puertas de la Iglesia”, con lo que inició un debate teológico que desembocó en el nacimiento del luteranismo, como doctrina protestante.
Las 95 tesis de Lutero fueron condenadas en 1520 por el papa León X y sacerdote excomulgado al año siguiente. Sin embargo, siguió emitiendo crítica contra el clero, negó la autoridad del Papa y sostuvo que la salvación era un don directo de Dios, y que no eran necesarios los intermediarios.
