Editorial

Macos y cacatas

Macos y cacatas

Con la decisión de pagar el mes de enero la nómina de manera presencial y auditada, la ministra de Salud Pública procura detectar miles de personas que cobran sin laborar, otros que residen en el exterior y algunos que retiran salarios a nombre de gente fallecida.

La doctora Altagracia Guzmán Marcelino ha revelado que en ese ministerio laboran unos 73 mil empleados que consumen más de 73 mil millones de pesos al año, equivalente al 73 por ciento del presupuesto de Salud, por lo que es válida y oportuna su iniciativa de sanear el registro de empleados.

No sería posible relanzar los servicios de Salud sin previamente mejorar sustancialmente la calidad del gasto y la inversión de los recursos financieros y humanos que administra ese ministerio, por lo que la doctora Guzmán Marcelino debería contar con el respaldo de toda la sociedad.

Como ejemplo de ese mal de fondo, la funcionaria reveló que el programa de cobertura de medicamentos para pacientes con enfermedades de alto costo se convirtió en barril sin fondo, al punto que a una persona le asignaron tres millones de pesos, con dos años de fallecida.

El Ministerio de Salud invierte grandes cantidades de recursos en compras de equipos y medicamentos, por lo que resulta oportuno que sus autoridades intervengan esa área a los fines de mejorar sustancialmente los sistemas de controles.

Para emprender la tarea de elevar la calidad y cobertura de los servicios en todos los hospitales de referimiento y atención primaria, requiere el completo saneamiento del Ministerio de Salud, como se ha propuesto su actual titular, quien asistió el jueves como invitada especial al almuerzo semanal del Grupo de Comunicaciones Corripio.

Resulta muy elevada la desproporción que prevalece en la ejecución del presupuesto de Salud Pública, entre pago de nómina (73%) e inversión (27%), y más todavía si decenas de millones de pesos se pierden en barriles sin fondo de irregularidades, imprevisión, inobservancia o corrupción.

Lo deseable sería que otros ministros, acojan el ejemplo de la doctora Guzmán Marcelino y dediquen tiempo a la labor de identificar “macos y cacatas” y garantizar uso pulcro, eficiente y transparente de los recursos públicos.

El Nacional

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