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Madres desesperadas lucharon por salvar a sus bebés de explosión en México

Madres desesperadas lucharon por salvar a sus bebés de explosión en México

 

Por Yemeli ORTEGA, Leticia PINEDA

 

MÉXICO, 29 Ene 2015 (AFP) – La alerta por una fuga de gas fue el dramático despertar de muchas madres convalecientes que trataron de huir desesperadas con sus bebés antes de que se derrumbara el techo de su maternidad en Ciudad de México por una potente explosión.

Eran apenas las 07H00 de la mañana cuando un fuerte olor a gas empezó a invadir el pequeño Hospital materno infantil de Cuajimalpa (público), en el suroeste capitalino, donde había una veintena de madres internadas, trabajadores y visitas.

La manguera de un camión cisterna que estaba surtiendo de gas al centro médico sufrió una fuga y ni la llegada de los bomberos pudo controlar el escape.

La fuerte explosión dejó el centro prácticamente destruido y al menos dos muertos -un bebé y una mujer- y 66 heridos, 22 de ellos de gravedad.

“Fue muy rápido. Estaba en el área de neonatos y nos avisaron que había una fuga, que desalojáramos, pero no quisimos hasta asegurar a los bebés”, narra a la AFP Ivonne Lugo, enfermera desde hace 21 años del hospital de Cuajimalpa, que atiende sobre todo a madres de bajos recursos.

“Estábamos pensando cómo sacarlos y, en seguida, fue todo: la explosión, el ruido, la oscuridad”, relata Ivonne, antes de confesar con la voz quebrada: “No pudimos sacar a los bebés, no nos dio tiempo”.

De repente, ella y dos compañeras quedaron atrapadas entre los escombros que dejó la explosión. Ivonne estuvo ahí más de diez minutos.

“Me acuerdo de los llantos de los bebés, de los gritos de mis compañeras”, explica entre lágrimas esta trabajadora de unos 50 años al salir del sureño hospital general Enrique Cabrera, donde fue atendida por hematomas y contusiones leves.

Todavía en ‘shock’ por esa “pesadilla”, esta enfermera da las gracias por “volver a nacer”, pero no logra sacarse de la cabeza a una de sus compañeras que seguía bajo los escombros cuando los bomberos lograron llevársela a ella en camilla.

 

– Vivas “por suerte” –

Saliendo con una sonrisa de alivio del mismo hospital Enrique Cabrera, José Eduardo Manríquez, de 22 años, no lograba creer que su esposa de 20 años y su hijo nacido el miércoles estuvieran bien y sólo debieran someterse ahora a algunas pruebas por el gas inhalado.

Cuando ocurrió la explosión, “lo que hizo mi esposa fue abrazar al bebé, voltearse y a ella le cayó el techo encima. No se lastimó, sólo dice que le duele el pecho, pero los doctores dicen que es por lo que inhaló”, explica a la AFP este padre primerizo.

“Un policía la sacó. Mi esposa salió caminando, descalza y dice que muchas mujeres ni llevaban bata, iban así, encueradas (desnudas)”, relata nervioso.

Algo parecido le pasó a la mujer de Israel Santiago, un agente de seguridad de 29 años que tuvo su tercer hijo el lunes en la madrugada en el hospital de Cuajimalpa.

“Ella está bien, tiene unos raspones pero salió bien de todo”, dice aliviado.

“Mi mujer platica que se vino abajo todo el techo donde ella estaba. Pero ella, por suerte, quedó atrapada entre la cama y la cuna con el niño en brazos. Ella lo protegió”, narra.

Las autoridades reportaron 66 heridos por la explosión pero un millar de bomberos y especialistas seguían trabajando con la ayuda de perros especializados para tratar de encontrar más personas entre los escombros del hospital.

“Esto es una ratonera”, denunciaba Agustín Herrera, un anestesista de 66 años, aún vestido con el mono verde y pantuflas blancas de quirófano frente a las ruinas que quedaron del hospital.

“Es un hospital de cartón, el techo es de pura ‘tablaroca’. Yo insistí desde hace mucho tiempo que se hicieran salidas de emergencia, pero nunca nadie me hizo caso”, lamentó.

A la espera de saber si hay más víctimas o sobrevivientes, las próximas horas pueden ser cruciales para los 22 heridos graves, de los que no se ha detallado cuántos son recién nacidos.

 

 

 

El Nacional

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