La muerte de Mario Alvarez Dugan (Cuchito), director del periódico Hoy, desde el 9 de septiembre de 1988, acaecida a las 9:45 de anoche, se sufre como mil dagas sobre el corazón de la prensa nacional, que asignó a ese experimentado periodista y ejemplar ciudadano el título de maestros de maestros.
El deceso de Alvarez Dugan, de un paro cardíaco en la clínica Corazones Unidos, constituye una pérdida irreparable para la sociedad dominicana, a la que sirvió con gran sentido de honradez, responsabilidad y valor cívico.
Los dilatados y tortuosos quebrantos que aguijonearon su salud, durante los dos últimos años, no impidieron que Cuchito cumpliera hasta él último respiro de vida que ejerciera a través de la dirección del diario Hoy y de su celebrada columna Coctelera, el periodismo combativo, contestatario y plural que cultivó por más de 50 años.
La muerte de Cuchito enlutece al periodismo dominicano que hoy llora la partida de un ícono en la defensa de la libertad de expresión, quien sostenía que el periodista no debe considerarse dueño de la verdad ni usar los medios de comunicación para mentir o desinformar.
Inició a los 19 años como redactor deportivo una carrera periodística que ejerció por casi seis décadas, durante la cual fue director de los periódicos La Nación, El Caribe, El Nacional y Hoy, así como de las radioemisoras Santo Domingo, Radio Caribe y ABC.
La oficina de Cuchito, primero en El Nacional y después en el diario Hoy, fungía como peña plural donde acudían libres pensadores a intercambiar ideas sobre temas políticos, sociales, deportivos sin ninguna restricción, tal y como este excepcional ciudadano acogía las opiniones ajenas, sin importar la dirección de su contenido.
Cuchito fue un periodista completo con dominio pleno de todas las áreas de tan difícil quehacer, quien compartía sus conocimientos y habilidades con sus compañeros y discípulos con la calidad y perseverancia del maestro abnegado.
La sociedad no vaciló en reconocer los atributos profesionales y humanos de este dominicano excepcional al condecorarlo con la Orden de Duarte. Sánchez y Mella, en el grado de caballero, los premios Canoabo de Oro y Espiga de oro, la exaltación al Pabellón de la Fama del deporte Dominicano y decenas de reconocimiento.
El Nacional siente hoy profunda congoja por la muerte de un gran amigo, extraordinario periodista y ejemplar ciudadano y expresa sentimiento de pesar a su viuda Matilde Soto y a sus hijos Jaime Virgilio, Emil Virgilio, Mario Virgilio y demás familiares.