Opinión

Mafias de combustibles

Mafias de combustibles

Se supone que con el precio de petróleo tan alto en el mercado internacional, para un país como el nuestro que no produce un solo barril, los combustibles no deben ser un negocio, a que los impuestos sean muy elevados, y que haya un trasiego clandestino con el supuesto apoyo de funcionarios, dirigentes políticos y militares que permite grandes beneficios.

Dos mercados en un mismo producto: uno oficial y el otro subterráneo, pero con apoyo de funcionarios civiles y militares.
Mientras el pueblo paga los combustibles más caros de la región, el cártel de los carburantes adquiere ganancias multimillonarias.

Fíjense que de un tiempo a esta parte han surgido cientos de bombas de gasolina y de gasoil, y de GLP en todo el territorio nacional, muchas veces una al lado de la otra violando la ley. De igual modo las marcas tradicionales han desaparecido del mercado o han vendido sus franquicias.

Sé de un dirigente político que posee al día de hoy casi un centenar de estaciones de expendio de combustibles; otros tienen menos, pero muchas. De igual modo testaferros que lavan dinero sucio de funcionarios y narcotraficantes, también están en el negocio.

Algunos empresarios, al ver que el negocio es bueno, están incursionando sin violentar los procedimientos éticos y legales encontrando obstáculos. No hay transparencia en ese negocio.

Los “permisos” que otorgan los ayuntamientos, Industria y Comercio, Codia, bomberos, etc., se consiguen con una facilidad asombrosa, sobornando aquí y allí a regidores, alcaldes, jefes de bomberos, funcionarios de Industria y Comercio, entre otras instituciones.

La proliferación de estaciones de gasolina, gasoil y gas licuado de petróleo es alarmante, igual que las bancas de apuestas que sobrepasan las cien mil, más que escuelas, universidades, hospitales, clínicas, farmacias, clubes y centros culturales juntos. Herencia maldita del PLD. Algunos de sus líderes son dueños de grandes corporaciones dedicadas al juego de azar y de bombas de combustibles, con lo que han aumentado descomunalmente sus fortunas. Pueden costear cualquier campaña electoral.

Por otra parte, hay gente poderosa que importa combustible de manera casi clandestina. Lo compra barato y lo vende caro, sin pagar impuestos. Con razón el gasoil y el gas propano dejan más dinero que las drogas.

Ministros, viceministros, generales, narcotraficantes, “lavadores” de dinero sucio, están metidos en el negocio, llevando prácticamente a la quiebra a los empresarios que compran caro y tienen que vender caro porque así lo dispone el que permite la actuación de grupos mafiosos.

El Nacional

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