Editorial

Mal augurio

Mal augurio

La muerte de cinco personas esta madrugada a causa del choque entre una yipeta y un camión en la carretera Baní-Azua, enlutece la temporada navideña y obliga a la población a reflexionar sobre cómo evitar desgracias durante tiempos signados también por el desenfreno y la insensatez.

Las autoridades aún no señalan si tan fatal accidente se produjo a causa de  temeridad, impericia o inobservancia, pero se subraya que los cuerpos de las víctimas quedaron calcinados al incendiarse los vehículos por la terrible colisión.

El congestionamiento de las carreteras por el éxodo de miles de vacacionistas durante los feriados de Navidad y Año Nuevo hace temer el incremento de  accidentes de tránsito con números mayores de decesos y de heridos.

Aunque se ha anunciado que patrullas mixtas de policías y militares patrullarán calles y avenidas, es menester insistir en que la garantía mayor de que el período navideño transcurra en relativa calma lo constituye la promesa ciudadana de moderación en todo el quehacer cotidiano.

La mayoría de los homicidios y otras acciones de violencia reportadas durante los últimos días han sido causadas por personas sin prontuario delictivo conocido, incluido oficiales, clases y alistados, lo que indica que  el mayor riesgo de desenfreno emana del ciudadano ordinario y no de la delincuencia común.

Se reconoce que las autoridades realizan ingentes esfuerzos para evitar que   desgracia o tragedia se aniden en los hogares, pero hay que advertir que sin el concurso activo de la población no sería posible impedir que la sangre y las lamentaciones sustituyan a las guirnaldas.

El accidente ocurrido en la carretera del Sur, próximo a la comunidad de Villena, en Azua, se recibe como un mandarriazo sobre la conciencia nacional, que obliga a los ciudadanos a apartarse del desenfreno o adoptar todas las providencias necesarias para que la muerte no se anide en el seno familiar.

La prohibición del uso de fuegos artificiales, las restricciones al porte de armas, el patrullaje mixto y la labor extendida de la Autoridad Metropolitana del Transporte, apuntan a disminuir los riesgos de violencia, incidentes o accidentes, pero se insiste en señalar que el mejor guardián del orden y tranquilidad es el ciudadano mismo.

Al lamentar el trágico choque vehicular que causó la muerte a siete personas, los ruegos son para que los dominicanos y extranjeros residentes cultiven  civilidad.

El Nacional

La Voz de Todos