La adolescencia es la fase mas complicada y compleja en el itinerario de los menores. En esa etapa, especialmente el progenitor, debe tener comprensión, equidad, amor y dominio de sí mismo, no perder los estribos, para no crear psicosis, enfermedad mental que se caracteriza por cambios acentuados en la conducta del pensamiento y afectos.
Ya lo dijo Giobert: EL padre debe ser el amigo, el confidente, no el tirano de sus hijos. Miguel de Cervantes y Saavedra refiere que los hijos son pedazos de la entrañas de sus padres.
El diálogo sin asperezas, la confianza, consejos y orientaciones sanas, detalles, la no subestimación, la no conversión del padre en caudillo ni faraón, como aquel papá que encerraba en una letrina a sus hijos cuando lloraban.
Recuerdo en la UASD, las cátedras de mis insignes profesores Hipólito Herrera Billini y Leoncio Ramos, cuando referían el psicoanálisis criminal y el derecho penal, y con ingente maestría exponían que el alma humana es una estructura de tres pisos: el alma vegetativa, es la base; el alma animal, y en la cúspide, el alma racional. Y esa racionalidad es la que debe inspirar a los padres sin egoísmo, rivalidades ni competencias estériles que pueden generar traumas psíquicos en la adolescencia, donde no se es niño ni tampoco hombre.
La destacada psicóloga y terapeuta familiar Rafaela Burgos, en un interesante trabajo, señala una serie de situaciones preocupantes y dolorosas, cuando expresa: el castigo físico y psicológico constituye la principal arma a la que recurren la mayoría de los padres.
Muchos padres, también expresa la experta, manifiestan la furia de una frustración, o la ruptura de un matrimonio, llegando a crearles traumas que los dejan marcados para el resto de sus vidas. Los castigos humillantes generan, en los niños, una gran sensación de impotencia que crece con los años, porque no se olvidan.
Atendiendo a los derechos fundamentales de los niños, se impone al Estado la protección a la vida y la salud, desarrollo sano y armonioso, en condiciones dignas para su existencia, pues el respeto de su dignidad consiste en la inviolabilidad de la integridad física, psíquica y moral, la identidad, la autonomía de los valores, ideas y creencias de espacios y objetivos personales.
La brillante y connotada procuradora adjunta de niños, niñas y adolescentes, doctora Marisol Tovar, viene realizando una positiva y encomiable a favor de nuestra niñez, a quien felicitamos sinceramente, solicitándole ponderar el funcionamiento de varias líneas telefónicas permanentes, donde los niños, niñas y especial adolescentes, puedan informar sobre maltratos y humillaciones de sus padres, o tutores, a fines de que actúe sin perdida de tiempo. Ojalá Tricom, Codetel y Orange, puedan realizar esta loable aportación y la Procuraduría General de la República, designar empleados que puedan turnarse cada 8 horas todos los días, con las exenciones pertinentes.
Deben ser enviados a la cárcel los padres cobardes y abusadores de niños y adolescentes, que tantas veces maltratan, humillan y golpean.
