Después de recuperar el entorno del hospital Francisco Moscoso Puello, la Alcaldía del Distrito Nacional tiene que hacer valer su autoridad frente a los buhoneros que se han reinstalado en la periferia del centro de salud.
El caos y la mugre de las freidurías, tarantines y las ventas ambulantes no solo obstruyen el acceso al hospital, sino que constituyen un atentado al ornato y a la propia salud. Los negocios de alimentos operan sin ninguna norma sanitaria.
El Cabildo tiene que ejercer su autoridad en la recuperación de los espacios públicos ocupados por buhoneros o privatizados por particulares o dueños de negocios. Lo ideal sería que los buhoneros puedan ser reubicados en un área que no afecte a los pacientes ni a las personas que acuden al hospital.
Mientras tanto, las autoridades edilicias deben tener claro que no pueden tolerar que el entorno del centro vuelva a arrabalizarse por la proliferación de negocios que hasta contaminan el medio ambiente.
