Opinión

¡Marchemos contra la impunidad!

¡Marchemos contra la impunidad!

Estoy vestido de verde; el color de la esperanza y la fe, apostando al porvenir; estoy junto a las reservas éticas y morales que aún quedan, marchando como un fiel soldado junto al pueblo que reclama el fin de la corrupción y la impunidad.

Quizás la marcha este domingo 22 de enero sirva para despertar la conciencia dormida por el clientelismo, las dádivas y las migajas de la prevaricación a través de los planes de asistencia social donde se encuentra el 24 por ciento de los electores del país.

¡Ojalá esta movilización sirva para terminar con esta anomia social, con esta paralización del músculo de las protestas populares cada vez más necesarias! ¡Ojalá este masivo encuentro ciudadano sea la chispa que encienda el espíritu transformador de las masas populares! ¡Ojalá!

La República Dominicana es uno de los países más corruptos del mundo, según los organismos internacionales que estiman entre un 4 y un 5 % del Producto Interno Bruto lo que se llevan en los bolsillos los políticos; esto es dos veces más de lo que el Estado invierte en Salud y más o menos lo mismo que gasta en educación, alrededor de 130 mil millones de pesos.

Los 130 o 150 mil millones de pesos que todos los años los políticos se roban impunemente bien pueden ser invertidos en salud, educación superior, vivienda, empleo, sistema de justicia y seguridad ciudadana. Quiere decir que se roban la educación, la salud de todos y de todas. Se roban la sonrisa de los niños y la esperanza de la juventud. ¡Se roban el país!

Durante los últimos 20 años se han denunciado cientos de casos de corrupción, la mayoría debidamente documentados, que debieron mover la justicia para condenar ejemplarmente a los imputados, pero en ningún caso han terminado con sus huesos en la cárcel. La impunidad ha sido generalizada.

Las cárceles están abarrotadas de rateros, ladronzuelos de poca monta, la mayoría jóvenes desechos sociales perteneciente al 24% que no estudia ni trabaja. Pero los delincuentes de cuello blanco, los políticos funcionarios delincuentes, esos no van a la cárcel, esos no mueren en “intercambio de disparos” con la Policía, esos son protegidos y premiados.

El presidente Danilo Medina prometió actuar “hasta por el rumor público” cancelando y sometiendo a la justicia a los funcionarios de su gobierno. Dijo tener un látigo para azotar a los de su entorno. Sus palabras, sin embargo, se quedaron en palabras que el viento se llevó. Tuvo el tupé, el cinismo, más bien, de pedir que le señalaran un solo caso de corrupción. Le mostraron mil. ¡Y no hizo nada!

El Nacional

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