Solíamos pasear por aquí / Tú y yo / Tú orgullosa de tus compras en Macys / yo, una adolescente apenas salida del asombro.
Querías ofrecerme
todas las exquisiteces
pie de limón, pie de piña, de manzana
entonces yo no sabía que eras tú de todas
la mayor de las dulzuras.
Entonces Santo Domingo estaba lejos
distante de la dictadura que tanto te aprisionara
entre el horror y la propiety, de las damas de tu época.
En Nueva York celebraste la boda de una de tus hijas
empacando el pasado, o al menos eso creías
mientras donabas tu anillo de bodas
a la causa
y le informabas a Fidelio, tu hijo errante
que ya podía volver a casa.
Era tu inmenso corazón
haciendo lo que sabías mejor,
amarnos.
Aunque no pudiéramos escapar
de la red hecha de imágenes
periódico al romper el alba
puente impreso donde las palabras
nos llenaban de isla la memoria desierta.
Entonces yo era Canki y Marta y Atala
Porque Whitman decía que al poeta
quien le tocaba el corazón
Tocaba una humanidad sin tiempo ni filiaciones
donde somos eternos adolescentes
Hijos e hijas de todas las madres
de todos los padres hijos o huérfanos
Por eso hoy llorando en esta Macys
venida a menos
mirando sin mirar
contigo enfrente
una vez más
tengo que admitir tu amorosa
sabiduría implacable.